{{title}}
{{buttonText}}
Paseando en bici por el parque de palmeras del Filet de Fora, en Elche.

Palmeral de Elche (Alicante)

El lujo de pedalear por un oasis de palmas y lagos

Actualizado: 25/05/2018

Fotografía: Eva Máñez

Primavera y bicicleta son unos de esos binomios inseparables bendecidos por padrinos tan importantes como la temperatura y la meteorología. Algunas ciudades españolas claman un espacio más relevante para las dos ruedas, mientras que otras ya se lo han concedido. Y si hablamos de Elche, la apuesta es doble: su Palmeral es todo un reclamo para visitarlo en modo pedaleo.

Compartir

Elche es un oasis dentro de un palmeral. Uno acude al municipio llamado por ese tesoro natural que la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad en el año 2000 y no tarda demasiado en preguntarse dónde está la entrada. Primera sorpresa: no hay puerta. Elche es el Palmeral. En realidad, es un jardín de jardines, un conjunto de huertos de palmeras que conforman un curioso mapa parido por la naturaleza. Y, en medio, la ciudad que lo atraviesa.

Con las bicis en la puerta del a Oficina de Turismo del parque municipal de Elche (Alicante).
En la oficina de Turismo, en la entrada al parque municipal, te darán toda la información sobre las posibles rutas.

El conjunto monumental, con más de 200.000 ejemplares, es el más grande de Europa. Al contrario de lo que señala el imaginario popular, no surgió como elemento decorativo, ni como reclamo turístico. La explicación es más sencilla, más lógica de lo que parece, y bastaría con remontarnos unos cuantos siglos atrás.

Con la bici a través del Camino de Beniardá, en Elche (Alicante).
Por el Camino de Beniardá, en los primeros tramos de la ruta, comienza el 'Hort de Sol'.

Los historiadores ubican en el periodo fenicio la introducción de las datileras a este lado del Mediterráneo y en el periodo romano la del sistema de regadío. Illice, llamada así por aquel entonces, debió actuar como núcleo en torno al cual se repartían las tierras a los militares veteranos (en paralelo a la fundación de Valencia, Valentia, la tierra que premiaba las hazañas de los valientes) como reconocimiento al servicio prestado.

Una pareja lee un panel informativo de la Torre de la Calahorra, en Elche (Alicante).
La Torre de la Calahorra (una torre de vigilancia de la antigua muralla) nos recuerda el pasado musulmán de Elche.

Pero el reconocimiento de la Unesco se lo debe a una civilización posterior. El huerto, según los archivos de Patrimonio de la Generalitat, se fue estructurando en el siglo VIII bajo dominio musulmán sin más motivación que la de poder abastecerse de alimentos vegetales. El Vinalopó, río escaso en agua, también lo era en la calidad de la misma, siendo notablemente salada y convirtiendo en una gesta cualquier intento de cultivo. Bien sabían los fundadores de la ciudad que las palmeras soportan las aguas salobres, así que importaron este sistema –hoy lo llamaríamos ecológico– para hacer frente a la adversidad hídrica.

Pasando con la bici junto a una fuente del dentro de visitantes del parque municipal en Elche (Alicante).
Por el parque municipal encontrarás algunas fuentes de estilo oriental.

La plantación ordenada de las palmas permitió el cultivo de otras especies como el granado o la alfalfa, también de origen árabe, y la parcelación derivó en un sistema de distribución de las aguas, las conocidas acequias. En el municipio ilicitano, todavía se conserva la Acequia Mayor, matriz de los regantes, imprescindible para mantener el conjunto vegetal.

Paseando en bici junto al estanque central del Parque de Palmeras de Filet de Fora, en Elche (Alicante).
El estanque del parque de Filet de Fora está rodeado de vegetación (árboles frutales, palmeras y arbustos).

La singularidad del oasis permite decenas de planes rodeados de palmas y lagos, un deleite para los amantes de la naturaleza y los curiosos de la historia. En la ciudad lo saben y están bien equipados, habiendo varios lugares para el alquiler de bicicletas, una de las mejores opciones para no perderse nada en esta excursión.

Paseando en familia por el Huerto del Cura, en Elche (Alicante).
El Huerto del Cura fue declarado en 1943 Jardín Artístico Nacional y conserva ejemplares de palmera imperial.

No obstante, dada la variedad de huertos, conviene combinar el paseo con vueltas a pie, ya que algunas parcelas así lo requieren. Las rutas propuestas no tienen más dificultad que la que el propio deportista decida añadirles, por lo que son un buen reclamo para los días en familia. Así que, casco, piernas y a pedalear.

Con la bici por el cauce seco del río Vinapoló, en el que está pintado uno de los murales de mayor extensión de Europa.
En el cauce seco del río Vinapoló artistas y aficionados crearon uno de los murales más grandes del mundo.

Senderos para caminar y pedalear

La mejor opción para una vuelta en bicicleta, según nos recomiendan desde la oficina de Turismo, es el sendero del Palmeral, un camino de unos 10 kilómetros que transcurre por zonas urbanas y de huerta, bordeando también el río, con un desnivel de unos 50 metros acumulado. Un sendero circular de pequeño recorrido en el que nos acompañarán las palmeras datileras y en el que podremos disfrutar de los principales parques del municipio, así como de la arquitectura urbana.

Una mujer anda a paso ligero por la ladera del río Vinapoló, en Elche, Alicante.
Por la ladera del río Vinapoló unos caminan y otros pedalean.

El camino puede comenzarse según las preferencias de cada uno, pero aconsejamos hacerlo desde el Palacio de Congresos y dirigirnos al Hort del Pontos para adentrarnos en la vegetación. Una vez inmersos en el verde, seguimos por los senderos dirección norte, cruzando las plantaciones del este de la ciudad. Por aquí pasaremos por los huertos del Sol, San Claudio y El Gat, y pedaleando llegaremos a la Creu del Terme, una construcción de piedra del siglo XV labrada con escenas bíblicas, un recuerdo de la villa medieval.

Un padre y una hija pasean en bici por la ladera del río Vinapoló, en Elche (Alicante).
La ladera del río es otro de los pasos de la Ruta de la Palmeras.

Pasando un pequeño tramo de urbe, nos dirigimos hacia el oeste para reengancharnos por el parque del Rey Jaume I a los huertos de la zona norte, con una subida moderada, que no requerirá demasiado sudor hasta llegar al parque municipal. Desde este punto, el más alto de nuestra ruta, podemos hacer una parada en el mirador de la Acequia Mayor, que comparte espacio con el Palacio de Altamira, una construcción medieval integrada en la ruta de los castillos del Vinalopó.

Una vista del Palacio de Altamira desde los chorros de agua de las fuentes que están delante de su fachada, en Elche (Alicante).
El Palacio de Altamira, residencia de los señores de Elche entre el siglo XV y el XIX, fue fábrica textil y cárcel.

A partir de aquí, comenzaremos el descenso pasando por el parque municipal. Aunque se puede continuar por los jardines, vale la pena realizar un tramo junto al arroyo y pasear entre los murales que decoran el cauce. Pasaremos bajo los grandes puentes que unen ambas orillas, un pintoresco camino muy transitado por los vecinos y sus mascotas. Cuando lleguemos al último gran puente, saldremos por la ladera, cruzando los huertos de Capa y Veleta, y llegaremos al tramo final de nuestro camino, atravesando los huertos del Cebo, de la Tía Casimira y el del Monjo, que nos llevarán al punto inicial.

Mirando un palmera que crece inclinada en la Ruta de las Palmeras Singulares del parque de palmerasdel Filet de Fora, en Elche (Alicante).
Hay ejemplares de palmeras (algunas en la Ruta de las Palmeras Singulares) que se tumban sin llegar a caer.

Una vez tanteado el terreno, podemos ir en busca de las palmeras singulares, una de las rutas más populares del Palmeral, que se realiza a pie. Un camino que se completa en poco más de una hora en el que descubrir los juegos arquitectónicos de la naturaleza. Desempolvad la cámara y levantad la cabeza; avisados estáis. En este sendero destacan las palmeras de varios brazos, como el candelabro o el tridente, cuyo nombre es prácticamente un spoiler sobre su forma y sus troncos, una imponente muestra de la belleza que cubre el suelo bendecido por la brisa del Mediterráneo.

Un puestecillo de souvenirs y productos típicos en el Huerto del Cura, en Elche (Alicante).
En el Huerto del Cura podrás relajarte y tomar un tentempié.

En el anterior recorrido nos hemos dejado, no sin intención, dos de los huertos emblemáticos de la ciudad: El Huerto de San Plácido y el Huerto del Cura. El primero, un jardín público, alberga el museo del palmeral, simulando un taller de maestros de obra. Allí podemos viajar en el tiempo y aprender cómo se trenzan las palmeras para el Domingo de Ramos, una tradición ilicitana que se remonta al siglo XV.

Viendo los patos y las tortugas en el estanque del Huerto del Cura, en Elche (Alicante).
Además de las 1.000 palmeras que viven en el Huerto del Cura, también es el hogar de otros animalillos.

Pero es en el Huerto del Cura donde nos quedaremos más tiempo. Un jardín privado, mimado, repleto de especímenes únicos –la palmera de la emperatriz Sisí es el mejor ejemplo– y otras a las que han ido apadrinando ilustres personajes como Benito Pérez Galdós o Rafael Alberti. La joya imperial rompe las leyes de la biología de su especie: los 'hijuelos' nacieron más tarde que la media y a nada menos que dos metros por encima de las raíces, donde, en teoría, no llegaría la savia necesaria para sobrevivir.

Un grupo de chicas visita el espacio dedicado a la Dama de Elche del Museo Arqueológico y de Historia de Elche, en Alicante.
El Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE) es fundamental para conocer el rico patrimonio ilicitano.

Por si la naturaleza no fuera un reclamo lo bastante atractivo, Elche cuenta con otras dos distinciones de la Unesco: el Misteri, un drama sacro lírico del siglo XV, y el Museo Escolar de Pusol, un proyecto educativo para la conservación del patrimonio.

Elche es una ciudad generosa que comparte su patrimonio con el paseante y lo invita a pasearla (o pedalearla) con el orgullo que dan miles de años de historia y la acumulación de la sabiduría del que ha visto pasar a varias civilizaciones y las ha sobrevivido a todas.

Te puede interesar