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Cabrales

Montañas con olor a historia y aventura

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No cabe duda de que Cabrales tiene al queso como su embajador más conocido para el gran público. Y, aunque la comarca es mucho más, esto no representa ningún problema, porque los cabraliegos saben que ese embajador hace bien su trabajo y que el visitante que no conociera la comarca y llegue atraído por la fama de ese queso, siguiendo la estela de su intenso olor se va a encontrar en mitad de un escenario portentoso, de montañas, ríos y cañones que  le rodean allá donde mire. No en vano, más del 50% del territorio forma parte del parque nacional de los Picos de Europa.

Cabrales es Asturias en estado puro y recorriendo sus parroquias podrás tener una visión de ello a través la austera arquitectura de sus palacios e iglesias, como Santa María de Llas, en Las Arenas, que es monumento histórico artístico; o la barroca iglesia de Santa Cruz, en Inguanzo, donde se levanta el compacto palacio de la familia Díaz de Inguanzo, igualmente declarado monumento de interés. Las huellas del pasado de Cabrales las podrás rastrear hasta mucho más lejos, por ejemplo en la parte conservada de la calzada romana de Caoru, que llega hasta la cumbre del mismo nombre, o en los puentes medievales que antaño cubrieron los ríos de la comarca. Y, tal vez lo más impactante, en un salto de 14.000 años atrás, descubriendo las pinturas rupestres que decoran el interior de sus cuevas, como Los Canes y Covaciella.

En el Cabrales del s. XXI, los hallazgos del pasado que salpican sus montañas conviven con un ramillete interminable de actividades de turismo de aventura y naturaleza: escalada en el mítico Naranjo de Bulnes, pesca de salmones y truchas en el río Cares, espeleología, para aquellos que buscan hacer sus propios hallazgos, rafting, aguas bravas, descenso en canoas, parapente, senderismo, excursiones a caballo, rutas en bicicleta de montaña y un etcétera tan interminable como los picos de dan su rostro a esta comarca.