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Jerez de los Caballeros

Ciudad de templarios

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Cuando se aproxima el verano, la privilegiada localización de este municipio de Badajoz sobre una colina permite al visitante contemplar unas preciosas vistas mientras aspira el aroma que desprende el terreno de la dehesa de la Granja y sus proximidades. Y al girar la cabeza, se encuentra con Jerez de los Caballeros, una localidad llena de historia por la que han transcurrido varias civilizaciones y que sirvió de último refugio para los caballeros de la Orden del Temple extremeños.

De hecho, aún hoy se puede atisbar ese pasado convulso y hostil en su perímetro amurallado, al que todavía se puede acceder por las puertas de la Villa y de Burgos, y en la llamada ‘Torre sangrienta’ de la antigua Alcazaba árabe. Según la leyenda, en ella permanecen los espíritus de los últimos templarios rebeldes, decapitados por resistirse a entregar la villa al rey Fernando IV de Castilla. Cerca se alza la iglesia de Santa María de la Encarnación, el templo más antiguo, y su torre, una de las cuatro que parecen vigilar actualmente Jerez, junto a las de San Miguel Arcángel, San Bartolomé y Santa Catalina. La Historia resiste también un poco alejada del centro, en los restos de la villa romana de El Pomar y casi en las afueras, donde reposa el dolmen de la Granja de Toriñuelo, vestigio prehistórico de tintes funerarios. El viajero puede disfrutar del rico patrimonio histórico-artístico de una ciudad de ilustres habitantes, como el conquistador Vasco Núñez de Balboa, que dispone de su propio museo en la casa natal que lo vio crecer. Finalmente, y como remate distintivo de calidad, la buena gastronomía no le es ajena a Jerez de los Caballeros, de donde no hay que regresar a casa sin comprobar la excelente calidad de sus jamones de jabugo.