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Benicarló

Alcachofas junto al mar

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A orillas del Mediterráneo, Benicarló acoge al visitante con una oferta variada e interesante, que se aleja de la típica de sol y playa. Del litoral y el casco urbano hay que alejarse para descubrir la Ermita de San Gregorio y los poblados ibéricos de Puig de la Nao y Tossa, donde se puede conocer el modo de vida de los primeros pobladores de la zona, las herramientas que utilizaban y la necrópolis donde colocaban a sus difuntos.

De vuelta en la urbe, la historia de la localidad se explica y se luce también en el antiguo Convento de San Francisco, sede del Mucbe. Buscando por sus calles el camino hacia el mar, aparece la portada barroca de la iglesia de San Bartolomé, cerca del Ayuntamiento y el Palacio del Marqués de Benicarló y no muy lejos del Mercado Central, lugar indicado para hacerse con un manjar con denominación de origen: la alcachofa, que cuenta con fiesta propia.

Huerta y mar conviven en la mesa de Benicarló, cuyos platos se pueden degustar en restaurantes y terrazas de su coqueto puerto deportivo, aunque aquí la verdadera joya es la preciosa Capilla del Cristo del Mar, hogar de las imágenes del Cristo y de la Virgen del Mar. El puerto está flanqueado por las playas de la Mar Chica, la del Morrongo y la de La Caracola, principal reclamo pero, visto lo visto, no el único de un municipio singular; es la localidad situada más al norte dentro de la Comunidad Valenciana que celebra las Fallas: pólvora, ruido y fuego para anticipar la primavera.