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Ribeira

Dunas, islas y bosques ancestrales

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Conocido por ser uno de los grandes surtidores de marisco de España, lo que está claro es que las coordenadas de Ribeira hace tiempo que orientan los GPS de los amantes del turismo rural y de Naturaleza. Pero antes de conocer su entorno paisajístico, merece la pena adentrarse en su casco antiguo y disfrutar de las típicas casas marineras, como las que se levantan en el barrio de Bandorríos; conocer una estampa más señorial, como la que dibuja el pazo de los marqueses de Revilla y, vecina a este, la neoclásica iglesia parroquial de Santa Uxía, de austera pero bella fachada; o acercanos hasta el puerto y su lonja, donde descubriremos por qué han sido y son tan importantes para este pueblo.

Pero si algo no le falta a Ribeira, son recursos naturales que ofrecer al viajero. Un buena muestra es el parque natural de las dunas de Corrubedo y lagunas de Carregal y Vixán, un enorme espacio de 1.000 hectáreas en las que lo primero que sorprende es divisar entre humedales un conjunto de dunas que más esperaríamos encontrar en el extremo sur de la península que en pleno litoral gallego. Parcialmente dentro del término de Ribeira está la isla de Sálvora, perteneciente al parque nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas (el único de esa categoría en Galicia) que incluye también a las islas Cíes. También en Ribeira, ya tierra adentro, escondido entre un bosque de robles que por sí mismo merece la visita, se encuentra el dolmen de Axeitos, bautizado como el Partenón del megalitismo gallego, un espetacular monumento funerario de la prehistoria. En definitiva, en Ribeira hay mucho para patear, pero no sólo eso: también podrás concederte un descanso en sus playas, como Ladeira o Do Vilar (ambas vecinas a las dunas de Corrubedo) o, si tu visita es en verano, en la muy popular fiesta da dorna (la embarcación típica de pesca de las Rías Bajas) declarada de interés turístico de Galicia.

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