{{title}}
{{buttonText}}
1 /

Vilafranca del Penedès

Maridaje con sabor a arte

Compartir

En tierra de afamados caldos, la mejor manera de recorrerla es a través de sus cavas y vinos con denominación de origen. Una visita a cualquiera de sus bodegas, una ruta senderista entre viñedos o, por qué no, una 'enocarrera' le sirve al viajero para ir abriendo boca y descubrir la esencia de Vilafranca del Penedès, que imprime un carácter propio a sus productos. Tras recorrer las distintas zonas del Vinseum, el museo del vino, se estará en disposición de conocer las distintas variedades y, con ellas, el patrimonio artístico y arquitectónico de la localidad barcelonesa. Tal vez un cabernet sauvignon le hablará de la clase y distinción del Palacio Real, donde, precisamente, se encuentra el museo. O quizás esa copa de syrah le transmita la rotundidad y la consistencia de la Basílica de Santa María, con sus fantásticas gárgolas y sus elegantes líneas góticas, cuyas campanas repican a pocos metros del templo del vino. 

Puede que el carácter propio y tradicional del Samsó le venga a la mente cuando vislumbre un antiguo caserío gótico como el señorial Palacio Baltà o distinga alguno de los elementos que dan el sabor afrutado del Ull de Llebre en la decoración floral de la Casa de la Villa. Sin duda, la dulzura y suavidad del Malvasia de Sitges combina con la elegancia modernista de las casas Miró, Ramona Quer, Nogués o de la Festa Major, y el suave aroma del Parellada acompaña en la solemnidad del Cementerio Patrimonial del municipio. La juventud y fragancia del cava Chardonnay es la indicada para las fiestas populares como el Vijazz o la Fiesta Mayor, declarada de interés turístico nacional. Hay un caldo para cada momento, y para cada lugar.