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Paisaje otoñal en Ordesa.

Bosques de España para toda la familia

Paseos para perderse entre las hojas caídas

Actualizado: 06/11/2016

Hayedos, bosques de castaños y arboledas de hoja caducifolia son algunos de los umbríos rincones que otorgan al otoño de una magia especial. Porque esta estación es color, luz y naturaleza en estado puro. Cálzate tus botas más cómodas y déjate embriagar por el petricor, ese aroma a tierra húmeda, que estos días predomina en los bosques cubiertos de hojas caídas.

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No hay que buscar los bosques más conocidos ni los que tengan mayor grado de protección. Estos últimos suelen presentar problemas en su acceso y recorrido. La mayoría de los elegidos en esta ocasión son de muy fácil acceso, están casi al pie del aparcamiento. En algunos casos tienen centros de interpretación, cuya visita es muy aconsejable. Y todos cuentan con senderos aptos para todos los públicos regalando increíbles paisajes de otoño.

Fragas do Eume, Pontedeume (A Coruña)

Es uno de los bosques atlánticos de ribera mejor conservados de Europa. A orillas del río crece un espectacular bosque de galería con chopos, fresnos, alisos y carballos. En su centro, el Monasterio de Caaveiro, el lugar mágico de su foresta. El paisaje es tan increíble que ha sido escenario de alguna serie, como 'La Unidad' (Movistar).

Paisaje naturista en A Coruña. Foto: Shutterstock
Un lugar mágico. Foto: Shutterstock

Castañares de las Médulas, Ponferrada (León)

Aunque este paraje es conocido sobre todo por los restos que dejaron las explotaciones de oro de los antiguos romanos, aquí hay un espectacular bosque de castaños, con ejemplares varias veces centenarios. A la búsqueda de castañas (con las que luego puedes preparar estas ricas recetas) debe unirse la visita a una vieja y profunda galería excavada en la montaña.

Bosques de castaños entre minas. Foto: Shutterstock
Bosques de castaños entre minas. Foto: Shutterstock

Hayedos de Liébana (Cantabria)

El Parque Nacional de Picos de Europa es conocido por sus legendarias montañas, como el Naranjo de Bulnes. Bastante menos por sus bosques, aunque en su acceso por Potes, el valle de Liébana esconde a los pies de las paredes calizas bosques ancestrales. Rodean lugares como el monasterio de Santo Toribio de Liébana y son recorridos por caminos más hospitalarios y sencillos que los que llevan a sus cumbres.

Árboles ancestrales en el valle del Liébana. Foto: Shutterstock
Árboles ancestrales en el valle del Liébana. Foto: Shutterstock

Santuario de Urkiola (País Vasco)

Los hayedos que rodean este lugar tienen muy fácil acceso. Encontraremos cruceros, viejas calzadas e incluso una piedra de virtudes mágicas. En el Centro de Interpretación situado junto al santuario ofrecen detallada información de su naturaleza y los paseos por sus alrededores.

Un santuario perdido entre hayedos. Foto: Shutterstock
Un santuario perdido entre hayedos. Foto: Shutterstock

Señorío de Bertiz, Oronoz/Mugaire (Navarra)

Declarado Parque Natural, esta antigua propiedad privada es una apuesta segura que permite agradables paseos por un bosque maduro. Los abundantes regatos y nieblas añaden un plus a la magia otoñal de sus umbríos rincones.

Mujer paseando por un bosque en Navarra. Foto: Shutterstock
Ideal para un paseo sin prisas. Foto: Shutterstock

Hayedo de Santiago, Cameros (La Rioja)

Situado apenas a seis kilómetros de la localidad riojana de Munilla, en este espacio existen diferentes itinerarios que recorren el interior de sus bosques caducifolios. Uno de los más recomendables está en las cercanías del área recreativa de Zarzosa.

Un bosque caducifolio que merece una visita. Foto: Shutterstock
Un bosque caducifolio que merece una visita. Foto: Shutterstock

Parque Nacional de Ordesa, Torla (Huesca)

En los alrededores del aparcamiento del valle se extiende un fantástico bosque de hayas y otras especies caducifolias. Solo hay que seguir el camino principal hacia las cascadas para penetrar en su interior. El único inconveniente es el frío que suele hacer en este lugar.

Vista panorámica de Ordesa. Foto: Shutterstock
Ordesa, siempre impresionante (y más en otoño). Foto: Shutterstock

Montseny, Barcelona (Cataluña)

El Parque Natural de Montseny, el más antiguo de Cataluña, destaca por la variedad de sus bosques: encinares y alcornocales de las partes bajas, y hayedos, pinares y robledales en la montaña media. En el entorno del Centro de Can Casadas, en Santa Fe del Montseny, existe una red de senderos que recorren los lugares más interesantes de sus forestas.

Parque natural más antiguo de Cataluña. Foto: Shutterstock
Así es la naturaleza en el parque natural más antiguo de Cataluña. Foto: Shutterstock

Cañón del Duratón (Segovia)

El tramo medio de este río castellano, catalogado como Parque Natural, es conocido en el mundo entero. Se trata de uno de los mejores ejemplos de bosques de galería. Un bosque de sauces, álamos, olmos, fresnos y alisos desborda el fondo del cañón. Por si fuera poco, en sus paredes vive la mayor colonia europea de buitre leonado. Imprescindible la visita del Centro de Visitantes en la antigua iglesia de Santiago, en Sepúlveda.

Cañón del Duratón. Foto: Shutterstock
Uno de los mejores ejemplos de bosques de galería. Foto: Shutterstock

Hayedo de Tejera Negra, Cantalojas (Guadalajara)

Hermano alcarreño del conocido hayedo de Montejo, este bosque de Guadalajara tiene la ventaja de que los recorridos no son guiados como los del espacio madrileño. Es decir, se hacen por cuenta de cada uno y aunque también hay límite de visitas diarias, es mayor que el de Madrid.

Hayedo de Tejera Negra. Foto: Shutterstock
Mayor que el hayedo de Madrid. Y sin guía. Foto: Shutterstock

Bosques de Ambroz (Cáceres)

El Valle de Ambroz, en el norte de Extremadura, que tiene su epicentro en Hervás, acoge un variado mosaico boscoso de castaños, robles, alisos, chopos y demás árboles de hoja caduca, árboles que convierten a la comarca en un espectacular escenario otoñal. Una red de senderos de 200 kilómetros descubre sus mejores rincones.

Vista panorámica de Bosques de Ambroz. Foto: Shutterstock
Todo un espectáculo otoñal.

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