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Sanlúcar de Barrameda

El inicio de la vuelta al mundo

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Hace más de quinientos años, Magallanes y Elcano eligieron Sanlúcar de Barrameda para emprender su gran gesta: la primera vuelta al mundo. El visitante puede comprobar que las calles se resisten a olvidar este acto heroico, con placas y todo un paisaje urbano que habla de la prosperidad que trajeron los viajes a América a la ciudad gaditana. Buen ejemplo son las casas señoriales y los grandes palacios, como el del marqués de Arizón –residencia de cargadores de Indias convertida en hotel– o el de los duques de Medina Sidonia, con un importante archivo histórico, una hospedería y unos jardines que se apoyan sobre la arcada gótica de Las Covachas. Este último se encuentra al lado del Ayuntamiento, alojado en el Palacio de Orleans y Borbón, otro edificio que contribuye a que el casco histórico de Sanlúcar sea considerado Conjunto histórico-artístico dotado también de un extenso patrimonio religioso. En torno a la casa consistorial el viajero se encuentra con la antigua Iglesia de la Merced –ahora un auditorio–, la portada mudéjar de la Parroquia de Nuestra Señora de la O o la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Caridad y algo más alejada está la Parroquia de Santo Domingo. Aunque no hay duda de que ninguna se escapa del campo de visión del Castillo de Santiago, que se erige en el Barrio Alto y entre calles que mantienen su trazado árabe, en tiempos unido a una muralla de la que aún da testimonio la Puerta de Rota. Desde su Torre del Homenaje, el visitante podrá saber, según se cuenta, cómo se sintió Isabel la Católica al ver el mar por primera vez, pues la fortaleza jugó un papel definitivo en la defensa de la que hoy es la gran joya natural de la zona: la desembocadura del Guadalquivir y el Parque Nacional de Doñana.   

Para vivir Doñana de cerca, hay que emprender el camino hasta el litoral de Sanlúcar, idealmente por el Paseo de la Calzada, muy animada en mayo con motivo de la Feria de la Manzanilla, bebida única en el mundo y una denominación de origen de Sanlúcar de Barrameda. Con o sin feria, bodegas y terrazas serán un buen lugar para desgustarla acompañada de las especialidades de la zona: papas aliñás, melva y langostinos de Sanlúcar. Ya a orillas del río, el viajero se encuentra con seis kilómetros de singular paisaje costero que ofrece mucho más que sol y mar. La playa de La Jara es un buen lugar para hacer deportes o para contemplar la procesión de cangrejos que traen las mareas bajas, mientras que La Calzada y Las Piletas se convierten cada agosto en el escenario de una de las celebraciones más famosas de la ciudad, sus carreras de caballos. Y Bajo de Guía es la elegida por los peregrinos para cruzar hacia El Rocío y de ella parte el buque Real Fernando para recorrer los alrededores de Doñana, uno de los espacios protegidos más importantes de Europa. Aquí, los ojos no se cansan de vagar entre dunas y marismas siguiendo el vuelo de las aves, como si de una inmersión en un documental de Féliz Rodríguez de la Fuente se tratara. En sus más de 10.000 hectáreas de terreno más de 300 especies de aves campan a sus anchas y reside un auténtico superviviente que continúa plantando cara a la extinción: el lince ibérico. Todo un mundo por el que merece la pena dar una vuelta.

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