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El ahuehuete de Moctezuma, el árbol más viejo del Retiro. Foto: Alfredo Cáliz.

Los árboles y bosques más hermosos de España te esperan

Los destrozos de Filomena aceleran la pasión por los árboles

Actualizado: 21/02/2021

Blancanieves, Caperucita, Hansel y Gretel... Todos tienen que atravesar los bosques o se pierden entre sus árboles cuando empieza su aventura. El baobab de El Principito es inolvidable, por no hablar del Sauce boxeador de Hogwarts en Harry Potter y los maravillosos Ents de El Señor de los Anillos. Árboles y bosques conforman nuestro imaginario y el aprecio va en aumento ante los riesgos del cambio climático. Por eso, los desastres causados por la borrasca Filomena, dejando a su paso miles de ejemplares destrozados, conmueven a todo aquel que tiene la oportunidad de echarse al monte o a los parques que empiezan a abrir.

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Si hace una década las familias o los amigos que se encaminaban o hacían excursiones para conocer un bosque o un árbol especial no abundaban, ahora prosperan las visitas a árboles singulares y su hábitat. Para los niños y jóvenes del momento, Filomena –ya en la historia– será una mezcla de imágenes blancas, bellísimas, y bosques y parques destrozados o campos inundados, tristes.

Tras Filomena, es habitual ver en parques y jardines árboles destrozados por el temporal. Foto: Alfredo Cáliz.
Tras Filomena, es habitual ver en parques y jardines árboles destrozados por el temporal. Foto: Alfredo Cáliz.

Con todo, es cierto que cada desastre acarrea nuevas esperanzas. Ahora hay más interés por saber qué es el desafío de Bonn de 2011 o lo que empieza ya, el Decenio de las Naciones Unidas sobre Restauración de los Ecosistemas (ver pdf). De pronto, escritores como Henry David Thoreau, el autor de Walden, un libro con siglo y medio de vida y cuyo autor estaba seguro de que los árboles tienen corazón, azuza la ensoñación de huir a bosques y dormir bajo árboles. Hasta se convierte en tendencia.

Al pasar junto a estos árboles sagrados, en la Braña de los Tejos, se siente la mirada de un guardián milenario. Foto: Jerónimo Piquero.
Al pasar junto a estos árboles sagrados, en la Braña de los Tejos, se siente la mirada de un guardián milenario. Foto: Jerónimo Piquero.

Por eso, aquí van los bosques, árboles o jardines que guardan ejemplares de cuento, que nosotros hemos visitado, olido, tocado y ¿por qué no decirlo, si hay que hacerlo? hemos abrazado. Síguelos, pero respétalos, consérvalos. Y recuerda, si piensas en eso de grabarles un corazón o una fecha en su corteza, le estás haciendo mucha pupa.

1. La Carrasca de Lecina (Huesca)

La Carrasca de Lecina (Huesca) fue el árbol de España 2020 y hasta el 28 de febrero, puede ser elegido el Árbol de Europa. Una maravillosa encina milenaria, en un pueblo de 15 habitantes que lleva siglos luchando contra todas las invasiones, las de las culturas de los humanos y las plagas del mundo animal. Una belleza, salga o no elegida como el Árbol de Europa. Aquí por si llegas a tiempo de votar. Se lo merece.

Un escenario perfecto, incluso para casarse. Foto: Flickr (Jesús Abizanda. Foto con Creative Commons).
Una carrasca milenaria que podría convertirse en el Árbol Europeo del año. Foto: Flickr (Jesús Abizanda. Foto con Creative Commons).

2. Los árboles más famosos de El Hierro

Los árboles de esta isla cortan la respiración. El clima los ha hecho únicos, mágicos, luchadores, de película, han inspirado al cine, a los poetas, a escritores y al personal de a pie, que somos el 99 %. Una sabina que resiste los vientos centenarios o un garoé, el Árbol Santo canario, que destila agua día y noche, dan para soñar y creer en la vida. Un chute para respirar hondo.

Una sabina en la zona occidental de la isla de El Hierro muestra, a través de la forma de su tronco, su lucha contra los vientos alisios.
Una sabina en la zona occidental de la isla de El Hierro muestra, a través de la forma de su tronco, su lucha contra los vientos alisios. Foto: Hugo Palotto.

3. Abraza un tejo cántabro o las Secuoyas de Cabezón

¿Has probado a perderte en un bosque? ¿Sabías que los japoneses practican el arte de los baños de bosque o 'Shinrin-yoku'? Pues en Cantabria te puedes dar una terapia forestal en dos bosquetes únicos en Europa: la Braña de los Tejos y el Monumento Natural de las Secuoyas del Monte Cabezón, a poco más de una hora en coche entre ambos. Repletos de leyendas de ambas especies, –los guerreros cántabros, asediados por los romanos, se suicidaron con veneno de tejo– la experiencia que ofrecen es memorable.

El acceso a la Braña de los Tejos se hace por varias rutas de considerable dificultad. Foto: Guillermo Calvo.
El acceso a la Braña de los Tejos se hace por varias rutas de considerable dificultad. Foto: Guillermo Calvo.

4. Los hayedos de Cataluña, un espectáculo de policromía

La paleta de ocres, anaranjados y cobrizos en los hayedos de Cataluña en otoño es increíble, pero la visita durante todo el año jamás decepciona. Pasear por cualquiera de ellos promete felicidad. Alguno, como el d'en Jordà, crece sobre la colada de un volcán, El Croscat. Otros, como La Grevolosa o el del Retaule, presumen de monumentales hayas y pinos de más de 250 años y 30 metros de altura.

El hayedo de la Grevolosa es poco conocido y eso hace que haya menos turistas. Foto: Agefotostock.
El paraje enigmático del hayedo de Jordá. Foto: Javier Martínez Mansilla.

5. El castaño, el guardián de Las Médulas (León)

¿Sabías que el origen del castaño se sitúa en Asia Menor, que su tronco puede alcanzar los 30 metros de altura, y que sus frutos, las castañas, maduran en "erizos"? Te contamos éstas y otras curiosidades de este árbol cuya existencia ha tenido mucho que ver en la conservación del paraje minero de Las Médulas (León).

Su tronco puede alcanzar los 30 metros de altura. Foto: Agefotostock.
Su tronco puede alcanzar los 30 metros de altura. Foto: Agefotostock.

6. El ahuehuete de Moctezuma, el árbol más viejo de El Retiro

Este ejemplar del Parque de El Retiro de Madrid, que ha salido bastante bien del atropello de Filomena, pasa por ser el árbol más antiguo de Madrid. Alguna leyenda sostiene que es descendiente del ahuehuete de Moctezuma, aunque lo cierto es que no tiene más de 200 años. Eso sí, es el abuelo del Parque del Retiro, donde tiene otros compañeros de su especie en el estanque del Palacio de Cristal.

El ahuehuete de Moctezuma, el árbol más viejo de Madrid. O del Retiro. Foto: Alfredo Cáliz.
El ahuehuete de Moctezuma, el árbol más viejo de Madrid. O del Retiro. Foto: Alfredo Cáliz.

7. El castaño y el granado centenario de Luarca (Asturias)

El sueño botánico y extravagante del fundador de Panrico, José Rivera de la Larraya, han dado lugar a un jardín increíble. Durante casi cuarenta años, los Jardines de la Fonte Baixa en Luarca, que fue considerado el botánico privado más importante de Europa, fue adquiriendo ejemplares de árboles nacionales y exóticos, de otros continentes, que ahora se pueden visitar tras años de cierre. Una delicia en cualquier momento del año.

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El granado centenario. Foto: José García.

8. El Arce de Montpellier en la Silla de Felipe II (El Escorial)

En El Escorial todo es señorial, por no decir pijotero, así que el precioso ejemplar de Arce de Montpellier que hay en la llamada Silla de Felipe II no podía ser arce a secas. Tampoco puede tener cualquier edad, pues a este señor se le estiman 340 años. Si eso es verdad, fue plantado en 1671, el año más terrible en la historia del palacio, emblema del imperio español de los Austrias. El 7 de junio de aquel año, El Escorial sufrió un incendio brutal, que afectó a su maravillosa biblioteca y allí se perdieron más de 2.000 códices (algunos apuntan a 4.000). Ejemplares únicos alcanzaron los 451 grados Fahrenheit –la temperatura a la que arde el papel– durante tres días, según datos oficiales.

Así luce el precioso ejemplar de Arce de Montpellier que hay en la llamada Silla de Felipe II, en El Escorial. Foto: Alfredo Cáliz.
Así luce el precioso ejemplar de Arce de Montpellier que hay en la llamada Silla de Felipe II, en El Escorial. Foto: Alfredo Cáliz.

El nombre latino de este arce es hacer monspessulanum, que también suena tan estupendo como Montpellier, la ciudad francesa situada en la Ocitania, donde abundan. Este ejemplar está catalogado como árbol singular, mide 10 metros, su diámetro de copa es de 9,50 metros y el perímetro del tronco tiene 1,65 metros. Sobre lo que ha presenciado desde aquí, mejor no especular o volvemos al psiquiatra que nos recomiendan los extranjeros.

9. Bosques de España para toda la familia

Broche final, que como somos unos forofos de árboles y bosques, aquí va el penúltimo recopilatorio de Alfredo Merino, uno de esos periodistas amantes de la naturaleza que se lo ha currado y se lo curra, durante toda una vida. Que la fe en los árboles y los bosques, que el oxígeno y la belleza de todos ellos sea con vosotros.

Aquí el senderismo pocas veces se hace pesado para los más pequeños.
En el Bosque de Oma con toda la tropa. Foto: David Herránz.

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