Catedral de Santa María

Lugo, Lugo

Qué ver

Es el santo grial de Lugo. Allí donde desciende la belleza de la ciudad amurallada se halla una catedral que no adolece de siglos. Más de mil años aguardan sus primeras piedras y, sin embargo, no ha perdido un ápice de su belleza. El románico del siglo XII fue su primer vestido, que con los años ha sido enriquecido con diferentes tendencias y matices de épocas posteriores. Santa María recibe al visitante con sus mejores galas de piedra, salvaguardada tras la muralla de la villa más antigua de todo Galicia. Observa desde la fachada regia y equilibrada a los miles de caminantes que la visitan cada día, mientras, su cara imponte rematada por las dos torres campanario, hace sonar los tiempos de Lugo que son imperiales y monumentales. Sin embargo, en sus laterales, el tiempo no se ha dormido. Diferentes épocas, diferentes estilos que el románico no pudo acaparar crean indómitos escenarios de belleza monumental, como la torre vieja, gótica, oscura y mágica; el ábside circular o los enredados contrafuertes.
Casi tan bella por dentro como por fuera, este cáliz de realeza catedralicia esconde aún muchos secretos. Enigmáticas capillas en las que se ha instalado el barroco recogen casi todas las miradas de los visitantes, entre panes de oro y devotas imágenes. La capilla de la Virgen de los Ojos Grandes es un buen ejemplo de ello. Sin embargo los misterios de esta catedral están en el magnífico retablo mayor, el impresionante coro central y la pieza más importante del templo: la puerta norte. Tres códices que encierran los secretos de la tradición cristiana que brillan en Lugo a través de las estancias de la catedral lucense. Un grial gallego que no se puede desvelar y que alguien decidió que, incluso con sus propios enigmas, fuera patrimonio de la humanidad.