Convento de San Antonio de Herbón

Padrón, Coruña, A

Qué ver

Cansadas de andar, las zapatillas no han hecho demasiada rozadura en los pies, han dejado la iglesia de San Xulián de Pontecesures y después de cruzado el puente sobre el río Ulla, hemos pasado por una larga y empinada rampa. Justo en la hondonada sobresalen la fachada del convento, del monasterio, del hospital, del albergue de San Antonio de Hebrón, que mucho antes fue de San Francisco, hasta que el s. XVI cambió la advocación a San Antonio. El silencio y el espacio invitan al recogimiento, al descanso después de un peregrinaje y los voluntarios nos acogen desde junio hasta octubre desde los accesos con una sonrisa, con un “aquí estarás acogido hasta el día que de nuevo prosigas en caminar” por la ruta del camino portugués de Santiago.

Como el camino, el convento es austero en su exterior. En cambio, son singulares las riquezas en su interior, como un órgano de 1732, un coro alto del siglo XVIII con sillería para 41 asientos resguardados por una celosía con un crucifijo en su parte central y las pinturas de San Francisco y San Antonio repartiendo bendiciones. Los donativos constantes, los que se dieron a partir del siglo XVIII, construyeron un complejo compuesto por convento, iglesia, monasterio, colegio y huerta, pero ya antes existían el claustro, los dormitorios de los frailes y el comedor. En medio del claustro destaca un cruceiro del siglo XVI.