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Más allá de tomar o llevarse a casa un buen vino de los muchos que obsequia esta tierra de viñedos, existen otros productos con los que agasajar a los que no pudieron realizar este viaje contigo o a ti mismo cuando quieras rememorar donde estuviste.
La cerámica tradicional de la Ribeira Sacra ourensana (la de la parte de Lugo es completamente diferente) se caracteriza por su color blanco y el amarillo. Para aquellos que apuesten por la originalidad y autenticidad del trabajo artesano, la loza gallega hecha por un alfarero es un buen souvenir para llevar de regreso a casa.
Según cuenta en 'Alfarería Agustín' –cuya historia contamos con anterioridad– la loza de uso doméstico triunfa bastante entre los clientes porque se puede usar en todo tipo de fuegos, menos en las placas de inducción. Para los que no quieran comprar nada, merece la pena visitar las tiendas porque aún conservan los talleres donde es posible ver trabajar a estos artesanos modelando el barro en sus tornos.
En Castro Caldelas hay que pararse a comprar el dulce tradicional del pueblo: la bica amanteigada. Si no se quiere llevar, al menos hay que probarla en su lugar de origen. Se trata de un bizcocho esponjoso que se hace solo en este pueblo. En la plaza, en el 'Bar-tienda O Grilo', abierta desde 2001, se vende la caja de bica grande a 9 euros y la pequeña a 5,5.
El dueño, Miguel Álvarez, revela que "antiguamente, las mujeres se encargaban de hacerlas para las fiestas del pueblo". Ahora se preparan en una pastelería y se venden en varios establecimientos de Castro. La compre donde la compre, un consejo básico: "Si no tiene la costra por encima no es bica, que algunos venden imitaciones pero no tiene nada que ver", afirma Miguel.
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