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Las piscina y el jardín del hotel boutique.

‘Cristine Bedfor’, el hotel boutique de moda en Mahón

El placer de tener una casa en Menorca

Actualizado: 21/05/2025

Fotografía: Hugo Palotto

Discreto desde la calle, el hotel boutique ‘Cristine Bedfor’ se camufla con el resto de casas del casco histórico de Mahón, en Menorca. Sin embargo, al atravesar sus puertas se produce una explosión visual de colores, tejidos, lámparas y detalles por doquier, que lejos de apabullar al huésped por su profusión lo atraen con su belleza clásica revisitada. Y desde el principio, provoca la sensación maravillosa de haber sido invitado a casa.
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Dos amigos de toda la vida, Cristina Lozano y Daniel Entrecanales, llevaban años soñando con montar una casa de huéspedes en la que la labor del anfitrión y la comodidad de la casa lo fueran todo. Cuando por fin se decidieron y todo estuvo listo para abrir este hotel boutique, que ellos insisten en denominar “casa de huéspedes”, estalló la pandemia. Tuvieron que esperar hasta 2021 para abrir sus puertas con 21 habitaciones entonces, que desde entonces se han transformado rápidamente en 30.

Imagen de una de las salas del hotel con mesa comedor del restaurante incluida.
La mayoría de los muebles del hotel se han adquirido en anticuarios, alguno de la isla.

El hotel lo componen cuatro edificios del centro de Mahón. “Las casas menorquinas tienen la peculiaridad de que son estrechitas y largas. Nosotros, al poder juntar cuatro, lo que se ha creado es un oasis en el que tienes en una parte la piscina y en el otro, el jardín con esa amplitud maravillosa. Y también tiene ese efecto sorpresa que desde fuera no parece que dentro vaya a haber ese espacio que da tanta vida”, explica el director, Christian Balle, un joven isleño enamorado del proyecto.

Una mujer lee sobre la cama de una de las habitaciones del 'Cristine Bedfor'.
El hotel abrió con 21 habitaciones y actualmente ya cuenta con una treintena.
Habitación con bañera en medio del cuarto.
Una bañera en la salita de la habitación marca la diferencia en este cuarto.

‘Cristine Bedfor’ es silencio, tranquilidad… Pero, sobre todo, son detalles y colores. Cada pared del hotel, ya sea con espejos antiguos, acuarelas, óleos, tapices o esculturas, cuenta una historia diferente. De esto se ha encargado con elegancia el diseñador Lorenzo Castillo, madrileño que sabe transmitir su amor por Menorca a cada rincón de la casa. La primera sorpresa al atravesar las puertas del alojamiento son los salones que componen las zonas comunes de descanso del alojamiento. Como el que está antes del restaurante, con un sillón cómodo y estampado que invita a sentarse y dejar la comida para otro momento.

Una mujer toma un café en la sala utilizada para desayunos y cenas.
En cada pared, los detalles son únicos, como esta del comedor repleta de obras de cerámicas.

“Todos los muebles son de anticuarios del sur de Francia y de Menorca. Tenemos justo aquí al lado uno que se llama ‘Trastets’, que es uno de los favoritos de Lorenzo y de Cristina. Hay sillas, armarios, mesas de jardín… de esa tienda”, explica Christian, quien insiste en resaltar como la propiedad se ha empeñado en que esto sea un espacio menorquín. No solo con el arte de proveedores locales, hay muchos detalles que inundan la casa hechos por ceramistas o artesanos isleños, además de una plantilla básicamente de menorquines que conocen la isla a la perfección.

Plantas en la zona exterior
Las plantas juegan un papel importante en la decoración de la casa.
Sala del comedor interior con la pared llena de espejos.
Colección de espejos en una de las paredes del salón comedor.

La sostenibilidad, tan necesaria en una isla, también impregna este alojamiento donde muchas de las alfombras, por ejemplo, están hechas del reciclaje de plásticos por la marca ‘Weaver Green’. “Intentamos tener cero plásticos, los aminities son ecológicos y hechos en Menorca por la marca ‘Atalis’”, subraya el director que además afirma que el concepto de sostenibilidad se extiende a la cocina de Pau Sintes, el chef encargado del concepto grastro del alojamiento y de su restaurante ‘La Cocina de Cristine’. Porque no solo agasajan a sus “invitados” con un desayuno donde predomina el producto local, sino que también se puede picar algo en el jardín a al hora de comer o cenar tranquilamente, de menú o a la carta, al cobijo de su hermoso patio interior.

Christian Balle, director del hotel, posa en las escaleras del hotel
Christian Balle, director del hotel.

Oasis secreto

Cada habitación es diferente y en cada una destacan los tejidos de los cabeceros, alfombras y cojines coloridos que hacen del cuarto un lugar acogedor. Entre lo clásico y lo moderno, el eclecticismo del diseñador convierte todas las esquinas en lugares únicos. En las habitaciones más altas, las vistas de los tejados de Mahón, con sus iglesias a la izquierda, recuerdan al huésped donde está. A través de las ventanas o terrazas se cuela la brisa del Mediterráneo anclando al huésped al lugar.

Salón ubicado antes de la sala del restaurante.
El diseñador Lorenzo Castillo se ha ocupado de la decoración del hotel.
Fotos de perros sobre mesita en una de las salas.
Detalles increíbles: una mesita llena de fotos de perritos.

No solo el espacio contribuye a la sensación de bienestar, el equipo se esfuerza para que sientas en cada momento que estás ante el mejor anfitrión del mundo. Y aún presumen de que lo más divertido para ellos es aceptar cualquier petición o experiencia especial que solicita el cliente. “Nosotros hacemos todo tipo de evento dentro del hotel, pero luego también organizamos fuera lo imposible para los huéspedes. Desde coger un barco antiguo y montarles un pícnic, hasta llevarlos a la Isla del Rey o montar una comida hecha por Pau (el chef) en un garaje frente al mar … Se trata de hacer realidad experiencias únicas. Ese es el espíritu de ‘Cristine Bedfor’, dar siempre un poquito más”, sonríe Christian cerca de una de las alacenas restauradas que dan tanta personalidad a los rellanos de las escaleras.

Una mujer sentada en el jardín del alojamiento.
El jardín en verano es perfecto para picar algo algo, tomar un cóctel y escuchar música en directo.

En este punto, creo que el que no ha decidido quedarse a vivir es porque aún no ha pasado por la biblioteca, con una gran apuesta por la literatura española contemporánea, y con unos tonos verdes y azules que preparan al cliente para el espacio más singular del hotel. Un oasis en el corazón de la casa, y no es la piscina estrecha y funcional que ocupa una parte del patio, sino el jardín aledaño prácticamente oculto bajo la sombra gigante de su frondoso pittosporum que perfuma este escondite secreto, que cuenta además con música en directo los jueves y domingos. Ideal para tomarse un cóctel, dejarse llevar por el momento u olvidarse del mundo exterior. La única pega, por poner una, es que uno no puede quedarse para siempre. Menos mal que nada impide regresar.

Una mujer mira desde la terraza de una habitación las vistas de Mahón.
Las vistas de Mahón desde las habitaciones altas son espectaculares.
‘CRISTINE BEDFOR’ - Carrer de la Infanta, 19, 07702 Maó, Illes Balears. Teléfono: 971 63 55 02

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