¿Cuáles son las webs y apps de Repsol?

Si tienes una cuenta en cualquiera de ellas, tienes una cuenta única de Repsol. Así, podrás acceder a todas con el mismo correo electrónico y contraseña.

Waylet, App de pagos

Repsol Vivit y Ýrea Cliente de Luz y Gas

Pide tu Bombona y Pide tu Gasoleo

Box Repsol

Guía Repsol

Repsol.es y Tienda Online

Ýrea profesional Mi Solred

Compartir

{{title}}
{{buttonText}}
Playa del Castro de Baroña en Porto do Son

Playa del Castro de Baroña en Porto do Son (A Coruña)

La salvaje playa celta más deseada de Galicia

28/08/2025 –

Actualizado: 27/08/2025

Fotografía: Sofía Moro

El Atlántico en versión azul profundo lame la dorada orilla de esta playa de 500 metros, que se ha convertido en fija en las listas de las más deseadas del mundo gracias a su irresistible belleza agreste. A Castro de Baroña (Porto do Son) se llega andando entre pinos, laureles, helechos, moras y bayas. En lo alto de la pequeña península, el antiguo castro celta es un aliciente más para descubrir su poder hipnótico.

Desde la serpenteante carretera de la costa, la playa de Baroña queda oculta a los ojos de los viajeros en el trayecto de Porto do Son a Queiruga. Por eso solo unos pocos disfrutan del placer y el lujo de un arenal casi para ellos solos, que a pesar de repetir en las listas de las playas más recomendadas, permanece escondida entre tupidos bosques de pinos que aromatizan el camino hasta sus aguas de un azul intenso. Aquí algunos surferos disfrutan de las olas sin perturbar la tranquilidad de los naturistas y los escasos turistas que la frecuentan.

Playa del Castro de Baroña en Porto do Son
La playa es muy preciada por su fino arenal dorado y la soledad de la que se disfruta.

Dicen que las algas del fondo desprenden un yodo que alivia diversas molestias y actúa como antiséptico natural, aunque quienes la visitan lo hacen atraídos por la combinación de su agreste encanto y por el castro celta, uno de los enclaves castrenses más relevantes por su arquitectura defensiva y la importancia que tuvo en la península durante los 200 años que estuvo habitado, entre el siglo I antes de Cristo y el siglo I después. Protegido por los montes de Barbanza y el Atlántico, se convirtió en un territorio de ensueño para sus moradores.

Playa del Castro de Baroña en Porto do Son
Los surfistas guardan el secreto de sus olas para evitar que se masifique.

Este istmo, rodeado de mar por tres lados, dió cobijo a un poblado de la Edad de Hierro con un destacado valor como centro comarcal, que resulta un libro abierto sobre el funcionamiento de la vida en aquella etapa. Las viviendas de planta circular se organizaban alrededor del fuego. El yacimiento muestra cómo estaba planificada en plataformas escalonadas, la inferior rodeada por una muralla para protegerse de los enemigos, y la superior enfrascada en una activa cotidianidad.

Playa del Castro de Baroña en Porto do Son
Las moras, las bayas, los helechos, los laureles y los pinos acompañan el camino hasta la playa.

El tiempo detenido en este enclave único atrapa a los visitantes, que descubren desde lo alto la playa que esconde y sienten el impulso de pasear por su arena fina y sumergirse en sus aguas, las mismas en las que hace más de 2.000 años se bañaban los celtas, antepasados de los gallegos, con el simbolismo que conlleva.

Playa del Castro de Baroña en Porto do Son
Los maizales llegan hasta el arenal, lo que incrementa la sensación de autenticidad.

Te puede interesar