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Río Barbantiño

Maside, Ourense/Orense

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Desde hace siglos Galicia esconde uno de los mayores tesoros de la tierra. Tres municipios, Punxín, Maside y Amoeiro, tienen el honor de compartirlo; de disfrutarlo. Nos referimos al río Barbantiño. Afluente del Miño, nace en Punxín y recorre el noroeste de la Península con una viveza impresionante. Fluye como si no hubiera mañana. Lleno de energía, está dispuesto a comerse el mundo. Sin miramientos, arrasa todo lo que se le pone por delante. El paisaje que lo flanquea es una bendición para nuestros ojos: un sinfín de árboles, suelos pedregosos, animales… todos se rinden a él. Alegre y descarado, se aprovecha de las lluvias caídas en el invierno para hacerse aún más fuerte. Viejos molinos, puentes, pozas y presas le ven pasar con admiración. Nadie puede detenerle. Ni siquiera los castores se atreven a asomar la cabeza. Su superioridad es insultante y da lugar a maravillas como la ‘Fervenza do Bergantiño’. Una cascada en la que el enemigo  tiene forma de roca y que el Barbantiño  supera con suma facilidad. Tras abandonar Maside, se aproxima a Amoeiro, concretamente a O Bañiño. El todopoderoso océano Atlántico le reclama mientras el Miño le espera para hacer escala. No puede negarse. Es el final de un ciclo maravilloso que, por suerte, nunca parará de repetirse.