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Candeleda

Un paseo por la 'Andalucía de Ávila'

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En el Valle del Tiétar, la llamada “Andalucía de Ávila" es una villa bañada por pozas naturales y punto de partida de la ruta del pimentón (dulce y picante). El microclima que disfruta esta localidad ha permitido que sus calles estén repletas de naranjos y palmeras, consiguiendo un contraste paisajístico urbano poco habitual en esta provincia. En el cruce de Cáceres, Ávila y Toledo y bajo la falda de la Sierra de Gredos, su cercanía a la comarca de La Vera le proporciona la misma vegetación y similares tradiciones extremeñas.

Esta es una tierra fértil –tabaco, pimiento, olivos...– bañada por las aguas de las gargantas de Santa María, Chilla o Alardos, salpicadas, a su vez, por numerosas pozas aptas para el baño público. Por sus calles empedradas (Corredera, El Pozo...) aún discurre el agua, antiguo sistema de alcantarillado, hoy reducto para refrescar las casas y sus quicios. Acoge monumentos como la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (siglo XV), un puente romano y un rollo judicial del siglo XV, en honor a la concesión de Villa a la localidad en 1393 por el rey Enrique III El Doliente. El Santuario de la Virgen de Chilla (a 6 km) es un reducto de silencio en plena Sierra de Gredos, lugar de peregrinaje local y rodeado de gargantas naturales. A 7 km en dirección a Cáceres se encuentra el campo de golf, en el paraje de La Lagunilla. En materia gastronómica, son populares las patatas revolconas, el cabrito al horno o el tasajo –carne ahumada– de cabra con pimentón. En la vecina localidad de El Raso se encuentra, también, un castro celta del siglo III a.C. declarado Bien de Interés Cultural.

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