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Playa de Lagos

Bueu, Pontevedra

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Natural e indómita. Así es, en dos palabras, el pequeño paraíso escondido en la playa de Lagos. El viento, el mar y la tierra convergen aquí, uniendo sus respectivos poderes para crear un espectáculo único. Las rocas esparcidas por la arena, como si las hubiesen espolvoreado, conforman la parte más salvaje del espíritu de esta playa, de apenas 250 metros. Incluso los días que hay oleaje, aquí la belleza no se escapa. La lucha del mar contra las rocas tiñe de blanco, azul y gris los cuadros naturales que se van reproduciendo a cada segundo y, aunque igual no es el momento de bañarse, tampoco lo es el de retirar la mirada. La puesta de sol se encarga de poner el punto y seguido a los espectáculos que la Naturaleza crea por su cuenta. Este atardecer trabaja, día tras día, sus colores, siendo uno de los más bellos de Pontevedra y para el que habrá que buscar lugar en primera fila. Y es que ahí arriba, por encima de la playa, encontramos el palco principal. El mirador de la playa de Lagos, donde no perderemos ni un detalle de las fotos que aquí la Naturaleza deja como recuerdos vivos que nos harán volver.