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No hay nada mejor que empezar el año conectando con la naturaleza y una forma de hacerlo es visitando alguno de los Parques Nacionales como por ejemplo, el de la Sierra de Guadarrama en la Comunidad de Madrid. En invierno, son dos las actividades más interesantes y populares para conocer sus cumbres ya que permiten acceder a rincones y rutas casi inaccesibles cuando las nevadas son copiosas. Por un lado, los paseos con raquetas, una forma amena y sencilla de recorrer el parque aunque hay que tener precaución con las placas de hielo.
Por otro, el esquí de fondo (también conocido como nórdico), un deporte aeróbico adaptable a cualquier condición física. Además, en la web Sierra del Guadarrama hay múltiples actividades programadas como ‘Raquetas de nieve a la luz de la luna’, ‘Raquetas de nieve con astronomía’… y también cursos, como el de ‘Esquí de fondo en la Sierra’ o el de ‘Alpinismo invernal en la Sierra de Madrid’. Eso sí, para disfrutar de un reconfortante après-ski, los mejores lugares son los pueblos cercanos a las estaciones como Puerto de Navacerrada, Cercedilla y Rascafría con opciones que van desde restaurantes hasta pubs animados y casas rurales con chimenea.
Si quieres escapar del frío peninsular, lo mejor es volar hacia el archipiélago canario para aterrizar en La Palma, la conocida como Isla Bonita por su extraordinaria y diversa belleza natural. Una de las actividades más recomendables es explorar la Caldera de Taburiente, uno de los espacios naturales más espectaculares de las Islas Canarias donde contemplar el panorama desde alguno de sus miradores y caminar por sus senderos rodeados de pinos canarios. Si se prefiere la costa, La Palma cuenta con playas paradisíacas entre las que destaca la del Puerto de Tazacorte, donde bañarse en cristalinas aguas y fotografiar impresionantes puestas de sol, o la playa de Echentive, a los pies del volcán Teneguía, perfecta si se prefiere tomar el sol en una zona de aspecto salvaje o La Zamora, una tranquila playa donde desconectar.
Si se prefiere un ambiente más urbanita, explorar las calles de Santa Cruz de la Palma, la capital, permite admirar la arquitectura tradicional con balcones de madera y las fachadas de colores. En cuanto a visitas culturales, La Palma cuenta con interesantes propuestas como el Museo Insular de La Palma, el Museo del Plátano o el Parque Cultural La Zarza, donde ver uno de los mayores conjuntos de arte rupestre de la isla. Y, por supuesto, hay que dejar tiempo para ‘saborear’ su gastronomía con recetas locales como los chicharrones con su toque de gofio y el queso natural o asado con mojo picón, la sopa de picadillo o el potaje de trigo. De postre, la rapadura, de forma cónica y elaborada con miel de caña, gofio, azúcar, canela, almendra y limón.
Situado en el corazón del Pirineo de Lleida, Boí Taüll es la puerta de entrada a uno de los paisajes más impresionantes y con mayor riqueza cultural de Cataluña: el Valle de Boí. Este destino ofrece una combinación ideal para los amantes de la naturaleza, la historia y la buena cocina de montaña. El Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici es una visita obligada para realizar senderismo, especialmente a lugares como el Estany Llong, la Senda de la Nutria (desde la Molina al Planell d'Aigüestortes) o el Embalse de Cavallers. Durante el invierno, la estación de Boí Taüll ofrece esquí de alta calidad y rutas con raquetas de nieve por caminos nevados y después relajarse en las aguas termales del Balneario de Caldes de Boi.
Sant Climent de Taüll al anochecer. Foto: Sofía Moro.
Además de actividades en la naturaleza, el Valle de Boí permite sumergirnos en sus siglos de historia ya que es famoso por su Conjunto Románico formado por nueve iglesias de las que destaca la espectacular Sant Climent de Taüll donde un innovador vídeo mapping recrea, virtual y digitalmente, sus frescos originales. Para coger fuerzas, la cocina de Boí Taüll es robusta y tradicional, basada en los productos de proximidad de la montaña. Es imprescindible probar los platos típicos como los Caracoles a la llauna y el Fricandó (guiso tradicional de carne). Por supuesto, hay que disfrutar de los productos locales como la carne de ternera, los embutidos (la popular Chireta) y los quesos artesanales. Y, si el tiempo lo permite, el Valle de Boí es reconocido como Destino Turístico y Reserva Starlight (UNESCO), por lo que sus miradores son perfectos para la observación de cielos estrellados.
Cantabria goza de gran prestigio por su tradición termal gracias a la riqueza y calidad de sus acuíferos. Muchas de sus aguas son mineromedicinales que brotan a altas temperaturas, con propiedades terapéuticas conocidas desde la época romana. La región alberga balnearios importantes como el Balneario de Puente Viesgo, el Balneario de Solares, el de Liérganes, Alceda, Caldas de Besaya, donde evocar los tiempos de la Belle Epoque. Aunque hay que señalar el Balneario de la Hermida con unas aguas que están consideradas unas de las mejores de la península ya que brotan de tres manantiales a una temperatura de 60 a 70 grados y con una alta concentración de sales minerales muy beneficiosas para el organismo.
Bañarse en estas cuevas cuando cae el sol es una gozada. Foto: Miguel Cuesta.
El balneario ofrece además un circuito termal y diversos tratamientos (masajes, envolturas…). Situado en el Desfiladero de la Hermida, es un lugar perfecto para la aventura y el disfrute de la naturaleza con la posibilidad de realizar diversas excursiones y senderismo con rutas señalizadas como la Ruta Urdón-Tresviso, una de las más populares del desfiladero, que asciende rápidamente junto al río Urdón hasta el pintoresco pueblo de Tresviso; la Senda Mitológica del Monte Hozarco, un recorrido por un frondoso bosque con esculturas de criaturas de la mitología cántabra o la Subida al Cueto Agero, con unas vistas espectaculares. La Hermida se encuentra en la Comarca de Liébana por lo que también se puede hacer una excursión a Potes, su capital, un encantador pueblo medieval famoso por su casco antiguo, sus puentes y la Torre del Infantado. Y, por supuesto, probar el plato estrella de su cocina: el Cocido Lebaniego, un contundente guiso hecho a base de garbanzos, el compango (carne de cerdo, tocino, chorizo, morcilla y relleno de pan), patata y berza.
El Valle de Tena en el Pirineo Aragonés ofrece su versión más espectacular en enero. En estas fechas, la estación de Aramón Formigal-Panticosa suele gozar de una excelente calidad de nieve y de un ambiente vibrante. Aquí se puede practicar esquí, tanto de fondo como de travesía, hacer snowboard o explorar el entorno con raquetas de nieve. Además, hay múltiples actividades como el Tobogganing Nocturno, que consiste en lanzarse con un trineo de madera por una bajada de casi dos kilómetros; o disfrutar en Marchica de una fiesta a pie de pista con DJs y ambientazo.
Una experiencia única. Foto: Aránzazu Navarro.
Si se buscan espacios diferentes donde pernoctar, 'Las Mugas' es el indicado. Este hotel, situado a 1800 metros de altitud, está formado por lujosas cabañas en forma de iglús donde pasar la noche rodeado únicamente por el silencio de la montaña. Además de deporte y aventura, el entorno también ofrece cultura. En Panticosa se puede explorar sus calles empedradas visitar la Iglesia de San Juan Bautista y el Museo de Artes tradicionales y regalarse un tratamiento de bienestar en las Termas de Tiberio, donde no hay que dejar pasar la oportunidad de probar la piscina exterior desde la que se pueden observar las estrellas sumergido en el agua termal. Y, si se prefiere algo más científico, el Parque Faunístico de Lacuniacha permite conocer las especies (zorros, osos pardos, bisontes, corzos, gamos, linces…) que viven o vieron en el Pirineo.
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