Para esos días en los que amaneces y la lluvia golpea con su repiqueteo las ventanas también hay opciones que pueden impedirte caer en esa nostalgia que a veces arrastran los días húmedos. En Guía Repsol hemos pensado en los que no le temen al agua, pero también en esos que prefieren ver llover desde casa, simplemente te proponemos planes para un día de lluvia.
1. Una merienda pantagruélica
¡Qué gustito! Tarde de lluvia en casita con amigos, charletas, meriendas de las de la abuela o de las de vanguardia, un empujón a la glucosa que sube el ánimo. Unas pastas british para el té; un chocolate de esos que solo con el aroma te colocan o las milhojas y un requesón con frutas para acompañar el café de media tarde. Y todo ello, aderezado con la conversación de tus escogidos, en tiempos en los que charlar es una necesidad del ánimo.

2. Dedícate a jugar
Un fin de semana con lluvia puede ser perfecto si sabes como entretener a las criaturas. Las chicas y las grandes, que a veces las más grandes se ponen más pesadas que las pequeñas. ¿Recuerdas los juegos como tres en raya, el ahorcado o el stop? Vale, no todos tenemos memoria. Aquí van, solo necesitas papel y lápiz y esa sensación reconfortante de regresar a unos años atrás.

3. Un buen maratón de pelis
Un clásico renovado que nunca falla para compartir con toda la familia. Pero te hemos buscado una modalidad, una lista de películas para hacer un road trip sin moverte del sillón. Un "¿te acuerdas?" con títulos como Vivir es fácil con los ojos cerrados o Taxi a Gibraltar? Vale, si pasas de los 50, más que road trip lo que te contamos aquí son unas cuantas de carretera y manta por España. Si prefieres las series, desde Guía hacemos un repaso a la parte gastronómica de algunas de las más conocidas mostrándote qué se come en tu serie favorita. Así puedes sentarte en el sofá y prepararte una cena acorde con tus personajes favoritos.

4. Leer, leer y leer
Igual llega un momento que ni juegos ni películas y cada uno prefiere pasar un tiempo en soledad. Eso sí, con la compañía de un buen libro. Os proponemos un buen repertorio de libros infantiles y, por supuesto, para los adolescentes. Pero si eres tú el que te vas a enterrar en el sofá debajo de una manta y una buena infusión, tenemos de todos los tipos: viajes, otoñoles, gastronomía, etc.
5. Usa las manos
La lluvia puede inspirarnos para poner patas arriba el salón con todos esos materiales que vamos guardando sin saber muy bien para qué. Saca y saca y ponte a hacer manualidades. Las horas se pasan volando, la creatividad alegre el día y los resultados dan para unas risas, al menos, si no son los esperados. Si además eres de los que te gustan viajar y sueles guardar recuerdos de tus viajes, además de imágenes, puedes aprovechar para empezar tu fotolibro de viajes: nosotros te damos unos consejos sobre cómo hacerlo.

6. Saca el cocinillas que llevas dentro
¿Mermeladas o conservas? Es tiempo de pelar, cocer, envasar, embotar. La casa oliendo a frutas y azúcar, aromas que se cuelan por todas las rendijas mientras los botes de cristal se van destapando sobre la mesa de la cocina, mientras algún dedo goloso se cuela a tus espaldas para chupar la mermelada. Afuera, llueve, hace frío. Casa, hogar, familia, a veces una bendición y una oportunidad para hacer planes un día de lluvia.

7. Curso exprés de fotografía
Si te gusta la fotografía y encima eres un cocinillas, igual te estás planteando justo en este momento subir a tus redes sociales las imágenes de esos fantásticos platos que hacer un poco antes. Hay mucha gente en Instagram y blogs que comparten imágenes y recetas estupendas, incluso hay quien ha hecho de esto su profesión. Así que si te animas a ser un foodie digital, aquí te damos varios consejos para que tus fotografías gastronómicas sean de lo más apetecible.
8. Vamos de compras
Tomen nota, porque también se puede salir a la calle. Si los del norte de España y de Europa se acobardaran ante la lluvia serían otras gentes bien diferentes. Si no estáis dispuestos a que un fin de semana de lluvia os ate al sofá, un día de compras para equiparse ante el frío es un chute de ánimo fuera de casa. Por ejemplo, en Santiago de Compostela, las mejores están bajo los soportales, como en tantas ciudades norteñas. En Madrid, desde el Barrio de las Letras a las más originales del centro, con lugares para refugiarte con un café. Sevilla, Málaga, Bilbao o Valencia no necesitan disculpa, sus escaparates son su mejor acicate.
