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Ucero

Impronta templaria en el Cañón del Río Lobos

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Existen tres formas de acceder al Cañón del Río Lobos, parque natural protegido de más de 10.000 hectáreas de paredes rocosas donde se pueden divisar buitres leonados; de las tres, es la entrada por Ucero la que conduce a los paisajes más sobrecogedores. Con un pasado de disputas por la propiedad de este señorío –tuvo que intervenir hasta el papa Juan XXII en 1325 y terminó perteneciendo al obispado de Burgo de Osma, en cuya comarca se asienta el pueblo-, Ucero cuenta como principal atractivo con los restos de un imponente castillo templario, del que hay noticias desde el siglo XIII. Fue un triple recinto amurallado al cual se accedía por un completo sistema de rampas. Conserva en relativamente buen estado la torre del homenaje, con esquinas en sillería, y esconde un pasadizo subterráneo que culmina en el río Chico. 

​Desde el castillo, un sendero conecta con la misteriosa ermita de San Bartolomé, ubicada en un paraje impresionante, en un meandro del río, entre acantilados: mezcla de estilos románico y gótico, fue en su día un monasterio templario. Algunos de los símbolos tallados no se han podido descifrar, lo que para algunos prueba su carácter esotérico. Otras construcciones religiosas de interés son la iglesia de San Juan Bautista, parroquia del siglo XVII, con destacable pila bautismal y magníficas tallas del Cristo del Castillo (o “de los Templarios”) y de la Virgen de la Antigua; la iglesia del Castillo, de aire rústico, y la ermita de Villavieja, en proceso de restauración. Un edificio singular es la Casa del Parque, del siglo XIX, antigua fábrica de chocolate posteriormente convertida en piscifactoría y que en la actualidad está habilitada como el Centro de Interpretación del Cañón del Río Lobos.

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