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Valladolid

Centenaria maestra de Arte, Literatura e Historia

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Es Valladolid una tierra que incentiva la espiritualidad sin artificios ni alharacas de folleto turístico al uso. La monumentalidad de su carácter se impone en la cúpula de la catedral y su Sagrado Corazón, en la torre de la Iglesia de Santa María la Antigua, en la fachada de la Universidad, en la Plaza Mayor o en los sólidos balcones decimonónicos que se asoman a la calle Santiago. Valladolid es una ciudad donde la nobleza obliga con un paisaje urbano lleno de bellos edificios renacentistas, como el Palacio Real, el de Santa Cruz o el de los Vivero. Residencias señoriales que, también, acogen el Museo Nacional de Escultura o el Arqueológico. Hasta el río Pisuerga contribuye al legado de belleza en forma de playa fluvial en medio del centro urbano.

Aquí, la Semana Santa se escribe con todas las letras en mayúscula, apoyándose en la plasticidad rotunda de sus magistrales pasos barrocos. En esta villa, Zorrilla culminó 'Don Juan Tenorio' reposando en su Casa Museo. En esta villa, Cervantes negoció la publicación de 'El Quijote' yendo y viniendo por la calle de la Librería. También en Valladolid, Miguel Delibes supo captar en 'El Hereje' la actividad de los inquisidores por la calle San Ignacio y los pinares en los que habitan las perdices, liebres y codornices de su 'Diario de un cazador'. Valladolid es tierra de vino y morcilla, de campos de cereal, de caminos rurales y de obras de ingeniería, como el Canal de Castilla. Aquí todo es posible. Hasta el silencio se puede oír.

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