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Monasterio de Sopetrán

Hita, Guadalajara

Catorce siglos han transcurrido desde que Gundemaro, soldado visigodo que llegó a ser rey, pusiera la primera piedra de este monasterio, alrededor de lo que fue la ermita de la Virgen de Sopetrán, en Torre del Burgo, población perteneciente al término municipal de Hita. Desde aquel momento, el monasterio del que ahora solo podemos ver los muros exteriores y algunas arcadas de su claustro, fue refundado hasta en cinco ocasiones. La última en el siglo XIV. En tan largo lapso de tiempo cómo no iba a sufrir reformas y modificaciones.  Sin embargo al contemplar sus majestuosas ruinas lo que predomina es la austeridad del herreriano. Nos imaginamos entonces a los monjes benedictinos paseando por sus galerías o acudiendo presurosos a maitines. A la vista de sus macizas piedras, hoy cubiertas de musgo, cuesta visualizar las riquezas que albergaba esta comunidad. Los Mendoza, señores de Hita, fueron algunos de sus principales benefactores, pero siempre disfrutó de los favores y las donaciones de reyes y obispos.

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