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Altea

Escalones de vida

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En lo alto de una colina 'regada' por el río Algar y custodiada por la sierra de Bernia, que invita a dedicar una jornada al senderismo, se encuentran las calles empedradas y en pendiente, con reminiscencias árabes, del municipio de Altea. Y, nada más llegar, salta a la vista que se compone de tres partes. El litoral, con playas y caminatas por su paseo marítimo en dirección al puerto y su lonja de pescado; la zona que rodea al Ayuntamiento, más comercial, y la más importante y atractiva: su casco histórico.

El barrio antiguo de Altea no tiene pérdida, ya que está coronado por las cúpulas azules de la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo. Para llegar allí, hay que emplearse a fondo por sus cuestas y escaleras, con la recompensa en forma del templo, las vistas que ofrecen los miradores y alguna de las terrazas de la Plaza de la Iglesia, donde se pueden degustar unos caracoles con cebolla y una cerveza de nísperos. En ella también se puede encontrar el visitante con alguna feria de artesanía, porque si hay algo que no le falta a Altea es vida: exposiciones, teatro, conciertos al aire libre y, sobre todo, una intensa agenda de fiestas que arrancan en febrero y van salpicando el calendario hasta septiembre.  

 

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