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Catedral de Sant Pere

Vic, Barcelona

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Sentado en la terracita de la esquina, la fachada de enfrente te come, te invade, te ningunea. Frontal, enorme, plana, neoclásica ella, parece que puede esconder detrás un trasatlántico. O dos. Así que hay que esquivar la mole de piedra para descubrir su historia, que es tan larga como lo son mil años y en la que está presente el obispo Oliba, un personaje muy importante para el románico catalán y para la historia de Catalunya.

Prácticamente hay que moverse a la calle de al lado para ver la imponente torre románica, dentro de la cual sobreviven tres campanas medievales. Al lado contrario, está el claustro, de corto recorrido y filigranas góticas. Una vez ya comprendido el batiburrillo catedralicio, poner los pies dentro de la nave neoclásica significa entrar en el mundo de Atlas, el gigante. Las pinturas de Josep María Sert, de hombrones desmesurados, forzudos y esforzados, llenan todo el espacio de los muros de la catedral contando historias del evangelio.

Después de semejante poderío pictórico, la visita recupera dimensiones humanas a la vista del bello y delicado retablo de alabastro del siglo XV y, en la cripta -el otro resto románico-, con sus pequeños y familiares capiteles didácticos.

Vic cuenta con otros interesantes ejemplos de arquitectura religiosa: la iglesia de la Pietat, cuya torre es el punto más alto de la ciudad; la Iglesia del Carme, la Iglesia dels Dolors y el Monasterio de Sant Domènec.

Contacto

Localización

Plaza de la Catedral, s/n,08500 Vic,