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Descenso del Sella

Descenso del Sella

Actualizado: 22/03/2016

Todos los amantes del piragüismo, tanto profesionales como aficionados, tienen cada año su punto de encuentro ineludible en Asturias: el Descenso del Sella. Más de 70 años de historia han convertido a esta cita en mucho más que un evento deportivo, en una jornada lúdica que congrega a miles de personas en torno a su recorrido.

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Durante todo el año podemos practicar piragüismo en el curso del río Sella, ya que existe una amplia oferta de empresas que ponen a nuestra disposición todo lo que necesitamos para realizar los descensos en canoa con total seguridad. El verano, sin embargo, es el momento cumbre de este deporte en la zona, especialmente el primer fin de semana de agosto, cuando tiene lugar la cita deportiva más esperada del año y cientos de personas se animan a demostrar su destreza participando en el Descenso del Sella.

Esta celebración deportiva se organiza desde el año 1930 y se ha convertido en toda una referencia del piragüismo a nivel mundial. Los cerca de 100.000 asistentes anuales que se han llegado a concentrar, entre participantes y curiosos, han convertido esta tradicional competición en Fiesta de Interés Turístico Internacional.

Vista de una piragua para el descenso del río Sella.
Vista de una piragua para el descenso del río Sella.

Prueba tradicional

El origen de la prueba la encontramos en la historia de Dionisio de la Huerta, barcelonés que llevó al pueblo de Coya una piragua plegable. En poco tiempo estaba realizando excursiones fluviales junto a un par de amigos con quienes, en 1930, emprendió el primer descenso del Sella. Emplearon siete horas en hacerlo y, sin saberlo, con ello estaban plantando la semilla de una competición que sería conocida internacionalmente. En 1932 se realizó ya el trazado actual, entre Arriondas y Ribadesella, y la tradición ha seguido hasta ahora, sólo interrumpida durante los años de la Guerra Civil e inmediata posguerra.

A las 12 del mediodía del primer sábado del mes de agosto, cerca de un millar de piragüistas inician el descenso. La salida se hace desde el puesto que les haya tocado por sorteo, donde tienen que estar ubicadas las embarcaciones una hora antes para ser verificadas por los jueces de orilla. Si no participamos en la fiesta como deportistas, a estas horas podremos disfrutar ya del ambiente que se vive en las calles de Arriondas, con miles de asistentes valiéndose de todo tipo de vehículos e ingenios para llegar hasta el río, ver el inicio de la regata y seguir su recorrido por carretera.

Unos tradicionales versos, que arrancan con Guarde el público silencio (bis) / y escuche nuestra palabra (bis), dan el pistoletazo de salida a la carrera. Los piragüistas reman un total de 20 kilómetros desde el puente de Arriondas a Ribadesella, excepto para las categorías inferiores, que finalizan en el puente del ferrocarril de Llovio, cinco kilómetros antes. En este trepidante viaje cuentan con los gritos de ánimo del público, además de la compañía del resto de participantes y la caravana de automóviles que realizan el recorrido por carretera.

Una vez finalizada la carrera, el ambiente continúa en los Campos de Ova donde se entregan los trofeos a los ganadores de cada categoría y se disfruta de una multitudinaria comida campestre, en la que no faltan la música popular, el baile ni, por supuesto, la sidra asturiana. Un poco más adelante, en Ribadesella, como no podía ser de otra forma, la fiesta sigue hasta altas horas de la madrugada en chiringuitos y tradicionales verbenas.

Fiesta de las Piraguas. / Cedida por: Oficina de Turismo de Ribadesella.
Fiesta de las Piraguas. Foto cedida por: Oficina de Turismo de Ribadesella.

Sugerencia gastronómica

Al pasar por tierras asturianas, siempre es muy recomendable hacer un alto en el camino para disfrutar de su exquisita gastronomía. Aprovechando nuestra estancia en Arriondas, por ejemplo, podemos visitar el restaurante El Corral del Indianu, donde se apuesta por la comida ecológica y el producto natural, y probar unos sorprendentes bombones de cabrales y manzana asada con chocolate blanco, o su versión actualizada del Pote Asturiano. Ya en Ribadesella, podemos ir a La Huertona, y disfrutar con su exquisita chuleta a la brasa o, por supuesto, sus angulas a la cazuela.