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Iglesias de San Pedro de Ariznoa y de Santa Marina de Oxirondo

Bergara, Gipuzkoa/Guipúzcoa

Dos son los templos que elevan a los altares a la villa vasca de Bergara. Integrado en el conjunto urbano, la iglesia de San Pedro de Ariznoa impresiona a través de su esbelta torre barroca. Sin duda, es una escalera hacia los cielos. Resguardados del frío, en su interior, el viajero siente la grandeza a través del retablo plateresco y dos tallas que aportan genialidad al recogimiento intramuros. Se trata de la del Santo Cristo de la Agonía y la del Cristo de Bergara. Abandonando la parroquia, mientras se saborea la melodía creada por el órgano, nos dirigimos en busca de Santa Marina de Oxirondo. Al otro lado del río, se muestra este templo de estilo neoclásico como un intento de no eclipsar a su “hermana”. De ella, sobresale su altura. Construida durante largo tiempo y en varias fases, este espacio religioso es uno de los grandes ejemplos de las iglesias de salón. Básicamente, se refiere a que todas sus naves tienen la misma altura, lo que crea una imagen de armonía visual. Allí, hay que detenerse en el coro y en el retablo barroco. A ambos lados del fluir del Deba, los templos de Bergara muestran su enormidad.

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