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Entre el secano de las llanuras de Lleida y los picos nevados de los Pirineos, el Pallars Sobirá ofrece al visitante una gastronomía que hunde sus raíces en la tradición y los productos de la tierra. Esta es una región donde la ganadería, sobre todo de oveja xisqueta, ha estado muy arraigada, aunque cada vez quedan menos pastores. Por eso, en las mesas pallaresas no faltan los embutidos caseros de cerdo, asadura de cordero o potro, los quesos de sabor potente como el tupí, o las sopas reconstituyentes de hierbas de alta montaña. Recorremos las cocinas de cuatro restaurantes de Sort, la capital de la comarca, para descubrir sus secretos.
La familia Aytés es todo un referente de la hostelería en Sort. Siete generaciones dedicadas a la restauración, desde mediados del siglo XIX, cuando se fundó el mítico 'Café Pessets'. Ahora es Ramón Aytés quien ha tomado el testigo al frente del hotel y el restaurante que abrieron sus abuelos, Paquita Farré y Ramón Aytés, en los años 60, más grande y moderno. “Yo me he criado aquí, detrás del mostrador de la recepción, entre los pasillos de las habitaciones y en la gran cocina donde se preparaban desayunos, comidas y cenas. Para mis padres, este no era solo su trabajo, sino toda su vida”, recuerda Ramón. Ya jubilados, todavía se dejan ver casi a diario por aquí tanto Josep Ramón como Carme.
Hoy el amplio y acristalado comedor del restaurante 'P7S', de ambiente cálido, tonos crema y con una chimenea central, también ofrece su carta y menús a huéspedes y clientes no alojados en el hotel 'Pessets'. En la cocina, trabajando codo con codo desde hace casi tres décadas, están Maritxell Tartera y Francesc Torrens. No han desaparecido clásicos muy demandados como los canelones de la bisabuela Adelaida –“que se especializó en recetas afrancesadas”-, la libre à la royale o el afamado arroz de Pepe Plá, “un médico y sibarita, amigo de mi padre, que sugirió un día añadir al arroz con senderuelas trozos de cerdo y butifarra confitados y el caldo de hervir las judías para aportarle cremosidad”, recuerda Ramón.
Pero la apuesta gastronómica más actual es el menú Festival, un recorrido por el Pallars con cuatro pases salados y otros cuatro dulces. Arrancamos con un paseo por los escenarios que dibujan esta comarca: la Borda, con unos huevos escalfados y fritos con miga de pan y una suave bechamel de trufa fresca y corteza de cerdo; el Prado, representado por unas colmenillas con foie y gelatina de fondo de carne y vino de la bodega propia; el Río, con la trucha asalmonada como gran protagonista, bien marinada con cítricos sobre una cama de apio, en tartar o carpaccio; y, para cerrar la parte salada, el Bosque, en este caso, ciervo a la parrilla con calçots y chocolate. “Nuestra vinculación con el chocolate en cocina guarda un hilo también afectivo. Aquí empezó a hacer prácticas un amigo de la familia y vecino de Sort, Pol Contreras, que ahora es uno de los referentes más importantes del país en el bean-to-bar”. También en la parte dulce encontramos sus elaboraciones, como en el falso churro -en realidad un merengue- con el que mojar en bombones de sal, frambuesa y albaricoque.
Entre los postres, guiños a la segunda (¿o quizá sea la primera?) pasión de Ramón: los vinos. De hecho, junto a su hermano Aleix y los amigos Josep Rabasa y Guillem Puras, montaron en 2007 la bodega Batlliu de Sort, donde elaboran vinos de alta montaña, de diferentes variedades, y con la que han recuperado la actividad vitivinícola que había desaparecido, hacía siglos, del Pallars Sobirá. El dulce Riesling es un homenaje a esos aromas que se aprecian en su BIU 100% de esta uva: unos geles de piña, albaricoque y manzana verde sobre una tierra de nueces caramelizadas, “esos matices que aparecen cuando nuestros blancos, que son vinos de guarda que ganan con el paso del tiempo, evolucionan en botella”.
'P7S' - Avinguda de la Diputació Provincial, 3. Sort. Tel: 973620000
Durante décadas y décadas del siglo XIX y XX, este espacio fue el epicentro de la vida social de Sort. Cafetería, casa de comidas y hotel regentado por la misma familia, el 'Café Pessets' es parte de la historia del Pallars -llegó a alojar a cientos de judíos que huían por los Pirineos de una Europa ocupada por los nazis-. Con la apertura del nuevo hotel, en 1966, el 'Café' continuó activo hasta que echó el cierre en 1980, dejando huérfanas de clientes a las dos sirenas colgadas de su fachada modernista. Han sido Aleix Aytés -séptima generación familiar- y su esposa Marta Casals quienes le dieron una nueva vida con el arranque del siglo XXI.
En el 'Café Pessets' no hay carta, pero sí una completa guía de productores "con alma". “Es un pequeño homenaje a todos aquellos proveedores de la zona con los que trabajamos. Somos unos enamorados de nuestra tierra y no podemos evitar dejarnos llevar por la pasión de quienes la trabajan”, explica Aleix mientras posa sobre la mesa una gran fresquera de la que va sacando platillos y tapas que son toda una declaración de intenciones de su propuesta. Embutidos caseros, como butifarra traïdora, xolís (longaniza), secallona (fuet) o carne de potro con pimentón rojo; alioli de membrillo para untar en pan; el potente tupí -queso de doble fermentación con orujo y aceite-; col confitada; rovellons (níscalos) confitados; trucha escabechada; o palpis (pierna guisada de cordero). Tampoco pueden faltar la girella, elaborada con asadura de pulmón y corazón de cordero, arroz, perejil y ajo; o el facit de Carnaval, con carne de cerdo, huevo, pan y pasas.
A Marta y Aleix, firmes defensores del slow food, les gusta que su cocina transmita al comensal esas raíces pallaresas. De ahí esa sencilla, pero revitalizante, sopa de timonets (tomillo) del Alto Pirineo con pan de Enric, sal de Gerri, aceite de Bresca y huevo de Tírvia; diferentes preparaciones con cordero de la raza xisqueta; albóndigas de venado estofado con vino y especias; o la peculiar carn de bèstia viva, “que es un plato de pastores de Lleida, con las colas que se les corta a los corderitos para que no se enreden con la lana cuando sean adultos. Por eso, estamos comiendo carne de un animal que no ha muerto. En nuestro caso, las confitamos a baja temperatura y freímos”. El 'Café Pessets' además de ser un rincón donde comer y beber muy bien -cuentan con unas 120 referencias en bodega- también es un espacio cultural donde se hacen conciertos de jazz, exposiciones de arte, pase de documentales o presentaciones de libro.
CAFÉ PESSETS - Avinguda dels Comtes de Pallars, 29. Sort. Tel: 973620517
Fogony es el nombre que recibe un curioso efecto que hace el viento al entrar frío y húmedo por los Pirineos, pero que se convierte en seco y cálido al penetrar en el Pallars. Y es el nombre también con el que bautizaron a su restaurante Josep Rodríguez y Zaraida Cotonat cuando se animaron a abrirlo, por el día de San José, en 1991. “Llevo 52 años atendiendo al público, primero en un bar y después en nuestro restaurante, así que va siendo hora de pensar en la jubilación”, confiesa Josep mientras descorcha una botella de chardonnay en el comedor de 'Fogony', ubicado a pie de la carretera C-13 que atraviesa Sort.
La cocinera, de formación autodidacta, apuesta por una carta y dos menús -Confianza, “por aquello de que los clientes se fíen de nuestra elección más creativa”, y Tradicional, “100% de kilómetro cero”- en los que van desfilando platos caseros como los canelones de pollo ecológico y almendras del Vall d’Àger; las manitas de cerdo rellenas de trufa, cebolla y beicon; las paletillas de conejo confitadas con alioli de tomate negre; la vieira con crema de castañas y avellanas; la patata al vapor envuelta en faisán hembra y acompañada de piñones tostados, manzana Golden leridana “y las últimas trufas de temporada” -según anuncia el maître-; o el solomillo de ternera bruna del Vall Fosca con colmenillas, salsa de foie y Oporto.
Trabajando con la madre, entre cazuelas, ollas y sartenes, está Pepe, al que le apasiona el mundo del chocolate, en el que se está especializando. “De hecho, sus bombones han triunfado estas últimas Navidades tanto que no solo los tenemos presentes todo el año en los petit fours, sino que también se pueden adquirir en el restaurante y algunas tiendas de Sort”, presume con orgullo el padre.
FOGONY – Avenida Generalitat, 45. Sort. Tel: 646684518
Terminamos este recorrido en la pequeña pedanía de Llessui, que corona el valle de Àssua y que hasta mediados de los años 80 era destino habitual de los amantes del esquí. Rodeado de casas de piedra y tejados de pizarra negra está el restaurante 'Lo Pigal - Casa Kiko' (se conoce por sendos nombres), que abrieron en 1987 el matrimonio formado por María Prat y Francisco Rafel. Ahora son los hijos, Blanca e Iván, quienes lo gestionan, pero con la misma filosofía de recetario catalán, embutidos caseros elaborados en su propia carnicería y productos de la comarca.
En esta casa no faltan los entrantes clásicos de patés de cerdo, secallona, xolís, butifarra blanca y negra, alioli de membrillo o quesos de oveja. Como carniceros que son, entre los principales triunfan los cortes de ternera, vaca o potro a la brasa, los clásicos canelones rellenos de carne -tan demandados en invierno- o el palpís, muslo de cordero relleno de tocino, ajo, cebolla, zanahoria, puerro y hierbas aromáticas. Y entre los postres caseros, no falta el popular Filiberto, un helado que ideó Kiko a base de yogur de oveja, helado de nata y grosellas y que es todo un referente en la comarca.
LO PIGAL - CASA KIKO - Carrer LLessui Poble, 1. Sort. Tel: 973621715
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