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Recorrer la carretera que te lleva a 'Casa Chuchu', entre el color verde del paisaje y las instalaciones abandonadas que evocan el pasado minero de la zona, hace que llegues con una inevitable sensación de nostalgia. Sin embargo, poco después, esa emoción se convierte en curiosidad por lo que allí ocurre, todo ello atribuido a la hospitalidad de la familia que regenta este negocio.
El toldo que conservan reza Sidrería Casa Chuchu, pero nada más entrar destaca la cuidada iluminación de un espacio recién reformado y una suerte de vitrina repleta de botellas de vino con etiquetas poco conocidas. Una primera impresión que dista bastante de las sidrerías tradicionales de Asturias. Eso no significa que aquí no se pueda pedir sidra, ya que la mantienen en el apartado líquido de la mano de dos reconocidos llagares. Se trata de Villacubera, del llagar Cortina (Villaviciosa), y de Sidra Roza (Nava), ambas con Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias.
Rafa Rodríguez maneja la sala y la bodega con gracia, elocuencia y cercanía. Es la tercera generación de una familia al frente de un establecimiento en el que, como anécdota, siempre han cocinado las mujeres que se casaban con el heredero de aquel bodegón, fundado en 1931 por el abuelo de Rafa, cuando Turón presumía de gran actividad gracias a una economía impulsada por la minería. Cuando uno de los primeros mensajes es que “el vino es, en parte, una fantasía y lo importante es adaptarse a los gustos del cliente”, mientras te revelan sin pretensión que cuentan con una bodega de más de 100 referencias de España y Europa, sabes que se avecina una sorpresa.
'Casa Chuchu' conserva el alma de un bar de pueblo concebido para el ocio del cliente local, pero es obligatorio poner en valor la evolución de la casa a lo largo de los años. Natalia Menéndez dirige actualmente la cocina, tras suceder a su suegra en el año 2014 y hacer suya la propuesta, cambiando el pote asturiano o los callos por otros platos que -sin dejar de lado la cocina tradicional- representan la pasión de esta cocinera por la gastronomía. Natalia es una de esas gastrónomas autodidactas que tuvo que cumplir la treintena para ponerse un delantal. Sin embargo, ha nacido para cocinar y poner en práctica técnicas e ideas aprendidas en los libros junto al gran bagaje obtenido tras visitar restaurantes por toda España.
Trabajo, oficio y criterio que se plasma en su cocina cuando llega a la mesa su premiada croqueta de jamón -segunda mejor croqueta del mundo en Madrid Fusión 2023- o el salpicón de pixín fresco, langostinos, pimientos asados y hierbas aromáticas, que ya es un emblema de la carta de Casa Chuchu. “Los premios y reconocimientos no me obsesionan, pero me motivan y son un gran empujón para cualquier cocinero. Prefiero ser sincera que decir lo contrario…”, admite Natalia entre risas, haciendo referencia a distinciones como su Recomendado por Guía Repsol 2025.
No se puede pasar por alto que, para disfrutar de la croqueta y el salpicón, Rafa ha seleccionado para maridar un brisat, vino natural de maceración con pieles, elaborado con garnacha blanca ecológica, procedente de la D.O. Tarragona. Como tampoco se puede obviar el pan de masa madre hecho en casa que se hornea en esta cocina por Rafa -hijo-, la última incorporación al equipo de 'Casa Chuchu', que representa el futuro -ya presente- del restaurante.
Rafa, con 28 años, trabaja mano a mano con Natalia tras graduarse en el Basque Culinary Center y pasar por lugares icónicos como 'Culler de Pau' (3 Soles Guía Repsol). A madre e hijo no les gusta hablar de roles, aunque el joven cocinero admite que es Natalia la que tiene la última palabra sobre lo que sale de la cocina. El tándem funciona y se empieza a percibir en el bocarte sobre pan brioche, emulsión de pimiento y foie rallado. También con el plato más veraniego del menú: crudo de bonito con tomate, vinagreta de pepinillo y aceite de oliva, que recuerda a una tradicional ensalada de tomate y bonito, pero que demuestra la actualización de la carta y el viaje al presente que Natalia y Rafa cocinan juntos.
Para continuar con este encuentro que se vive en 'Casa Chuchu', es el turno de la menestra de verduras en transición. “Dentro de un mismo plato hay un seguimiento durante los 365 días del año ya que vamos trabajando con las verduras de temporada. Por ejemplo, ahora ya vamos a despedir al espárrago, que también protagoniza la velouté que añadimos, y damos la bienvenida a los perretxicos que nos trae un amigo. Al final todo queda entre colegas”, relata Rafa hijo sobre la colorida menestra que termina con remolacha, aceite de pistacho y unas hojas de menta.
El mundo vegetal está muy presente en la propuesta gastronómica como una declaración de intenciones que conecta directamente con el campo y con la cocina de mercado que aquí se oficia. Este detalle no es casualidad, ya que la despensa de 'Casa Chuchu' se nutre de su propia huerta, situada en San Esteban de las Cruces (Oviedo), con el padre de Natalia al frente de la misma.
A la hora de idear y cocinar los platos, Natalia y Rafa dan prioridad al producto de cercanía procedente de su huerta, del mercado tradicional de Pola de Siero -que se celebra cada martes en esa localidad- o de las lonjas de los pueblos pesqueros de Lastres y Tazones. Eso no es independiente de que ambos estén de acuerdo en acudir a despensas de otras regiones, como Getaria o Valencia, cuando quieren cocinar productos que aún no están disponibles en la cosecha asturiana.
Para continuar con la secuencia, Rafa ya nos ha vuelto a sorprender con Finolis, un vino tranquilo de crianza biológica elaborado a partir de uva palomino sobremadura de la bodega Williams&Humbert, aunque fuera de la D.O. Vinos de Jerez. “Si a ti te gusta el vino, yo te saco los que a mí me encantan, como este blanco Viñas de Gain, viura de 2016 de Bodegas Artadi”, sugiere Rafa entre plato y plato, mientras rellena otra copa sobre nuestra mesa.
Llegados a este punto, ya no hay duda de que es la combinación de historia familiar, bodega, cocina y un rincón inesperado en medio de la Cuenca Minera asturiana lo que da tanta personalidad a 'Casa Chuchu'. Luis, natural de Turón, atiende junto a Rafa la sala y es otro de los atractivos de este restaurante, gracias a su profesionalidad y sentido del humor: un eslabón más para que este lugar te invite a volver y volver si tienes la suerte de viajar o de vivir en el Principado. Actualmente, los que visiten este restaurante tienen la posibilidad de comer a la carta o pedir menú cerrado entre semana. Los sábados y los domingos, la opción es la de elegir entre el menú “de mercau” corto o “degustación” largo, a 60 y 90 euros respectivamente.
Continuando con la experiencia, se suceden dos elaboraciones con productos en los que destaca el toque de brasa: salmonete, con salsa de azafrán y tomate, y molleja acompañada de una meunière a base de perretxicos lactofermentados. En ambos, la presentación y el conjunto del plato denotan el trabajo creativo de Rafa, sobre el que Natalia reconoce una gran aportación en cuanto a metodología y precisión técnica.
“En 'Casa Chuchu' no hay un antes y un después en la cocina, sino que preferimos hablar de una evolución natural y de una continuidad en la que ambos dialogamos”, nos cuenta Natalia sobre la relación -profesional- que tiene con su hijo. Una demostración de esta filosofía es el postre con el que terminamos la comida: el milhojas de hojaldre y crema que, por sí solo, merece una visita y que Natalia lleva elaborando más de 10 años.
Y es que el valor de esta propuesta reside básicamente en ese paréntesis: el interesante espacio que queda entre la tradición y la actualización de clásicos por parte de dos generaciones unidas por una pasión y por la impronta familiar que se respira en 'Casa Chuchu'. Así debe continuar para siempre en este rincón tan especial de Turón.
Al conducir de regreso, la nostalgia vuelve, pero esta vez al recordar los platos, el vino y el humor compartido por ese clan. Y una entiende que la evolución no siempre es ruptura. A veces es simplemente una conversación entre generaciones que se escuchan con respeto. 'Casa Chuchu' ha aprendido, con los años, a contarse de otra forma y a honrar su historia con una nueva energía.
'CASA CHUCHU' - El Parque, S/N. Turón, Asturias. Tel. 985 43 02 26.
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