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Antigua

La Mancha mirando al mar

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Hay quien ve en Antigua una porción de La Mancha peninsular cuya planicie sólo queda rota por el mar, volcanes y cuchillos que parecen cortar el cielo. Será, en parte, por sus muchos molinos. Antigua ofrece, a quien quiera turismo sin complicaciones y todos los servicios, la Caleta de Fuste, con playas familiares y tranquilas; para quien busque perderse, la oferta se amplía a pueblos pesqueros que parecen anclados al pasado como Pozo Negro, y playas que hay que buscar como Caleta Blanca, donde bucear es casi obligado.

Si el mar cansa, otra posibilidad es sentir la experiencia única de subir a un volcán y comprobar hasta dónde llegó su lava en la última erupción. Aquí la mejor opción es la caldera de Gairía, sin dejar de ver las salinas del Carmen como un lugar emblemático del municipio. Además de maravillas naturales, en sus más de 250 kilómetros cuadrados guarda otros pueblos como Agua de Bueyes, Las Pocetas, Casillas de Morales o Valles de Ortega.

La Iglesia de Nuestra Señora de Antigua se levantó sobre los restos de una ermita del siglo XVI y el trazado actual del templo se terminó en los primeros años del siglo XIX. Rodada por dos amplias plazas, los habitantes de Antigua, que carecen de gentilicio, se juntan en ellas cuando cae el sol para charlar animadamente sentados en sus bancos o caminando sin prisa entre las palmeras.

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