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Benizalón

Viento morisco en fachadas blancas de cal

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En Benizalón, al viento que trae la lluvia se le llama el 'morisco'. Es uno de los muchos detalles que recuerdan al viajero la Andalucía árabe mientras pasea por las calles empedradas, estrechas, limpias, flanqueadas por fachadas blancas de cal, de este pueblo almeriense enclavado en la Sierra de los Filabres, “en el falso y accidentado valle que se forma entre los montes Picachón, el mítico Monteagud y el encumbrado Cerro Magregorio, desde donde se ven las sierras de Gádor, Nevada, Almagrera, Segura y los Vélez”, según describen desde su Ayuntamiento. Destaca la Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias, pequeña, de cruz griega, que existe desde el siglo XVI, con un coro de madera recientemente reconstruido y artesonado mudéjar. Y las Ruinas de Benimina, en el lugar que hoy se conoce como Belemina, considerado como asentamiento inicial de los primeros pobladores de Benizalón.

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