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Cullera

Playas y paellas de marisco entre tesoros arquitectónicos

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Durante muchos años, Cullera fue sinónimo de un turismo masificado de sol y playa que hoy, sabiamente, se ha sabido completar con una importante oferta de ocio, cultura y puesta en valor de un gran patrimonio arquitectónico injustamente eclipsado en tiempos pasados. El Castillo de Cullera es el santo y seña de sus monumentos. Lo encontraremos en lo más alto del municipio. Se edificó en el siglo XIII por Jaime I sobre una antigua fortaleza árabe amurallada. Hoy, en su capilla gótica, alberga el Museo Arqueológico de la ciudad. Junto al castillo se encuentra el Santuario de la Virgen del Castillo, patrona de Cullera. De estilo neobizantino, se construyó a finales del siglo XIX a base de donativos aportados por los propios ciudadanos de la villa. Casi tan icónico como el castillo es el faro de Cullera, cuyas luces se encendieron por primera vez en 1858. Adentrándonos ya en el casco urbano, la Casa de la Enseñanza es otro de los tesoros que encontraremos en el municipio. Fue construida durante el reinado de Carlos IV y albergó uno de los primeros colegios públicos de España. Paseando por el casco urbano sería también interesante fijarse en las fachadas de numerosas edificaciones modernistas, especialmente en las calles Valencia, Riu y Cervantes, fruto del importante desarrollo económico que vivió el municipio a principios del siglo XX con la exportación de naranjas y arroz. Y si después de la playa y los chiringuitos sobre tiempo y ganas, la visita a Cullera quedaría muy bien rematada con una visita a las seis ermitas que existen a lo largo de su término municipal. Una de ellas, la Ermita de los Santos de la Piedra, funciona hoy como Museo del Arroz.

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