{{title}}
{{buttonText}}
1 /

San Miguel de Valero

Turismo serrano con sabor a miel

Compartir

San Miguel de Valero constituye una de las puertas de entrada al valle del río Quilamas. Por su término municipal, en su mayor parte ocupado por el monte, discurren arroyos que van a desaguar al río Alagón, con alturas y parajes tan sugestivos como la Fuente de Anchalejo, el alto de la Mata o el Pinar de las Cruces. Existen numerosos indicios y restos de pinturas rupestres en la sierra de las Quilamas que remontan a orígenes remotos el poblamiento de estas tierras. Con la repoblación medieval aparece el núcleo como entidad. Formó parte del marquesado de Valero que cayó en manos del duque de Béjar en 1631.

La economía que presenta este municipio es muy diversificada, predominando fundamentalmente los árboles frutales, los viñedos, la apicultura y la ganadería de ovino y caprino. A estas actividades se ha unido una fábrica de embutidos y el sector servicios y de la construcción, orientados al turismo. Muy apreciada es la miel de ‘mil flores’ que se produce en San Miguel de Valero y que goza de reconocida fama.

El acceso al pueblo se hace por un reconstruido arco con piedras pertenecientes a una vieja ermita. La iglesia parroquial, consagrada a San Miguel Arcángel, patrón del pueblo, se levantó en el siglo XVII, conservando en su interior un artesonado mudéjar de interés. Diversas eco-rutas adentran a lugareños y visitantes en la naturaleza privilegiada que tiene esta localidad, con aventuras repletas de colores y olores que hacen únicos los caminos transitados.