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De piedra y Naturaleza
Se podría decir que este pequeño y tranquilo pueblecito está hecho de piedra y Naturaleza. Es de piedra por su gran avenida y callejuelitas secundarias adoquinadas. Los pinos y robles se cruzan en el camino así como los banquitos de roca. A ambos lados de dichas calles, fluyen los caseríos pardos con aleros de tejas rojas. El turista curioso encontrará escudos y relieves entre sus edificios más elegantes como los palacios de los marqueses de Vilueña y de don Pedro de Neyla. A veces, asoman lindas ermitas como de San Mateo, en medio de pinos centenarios, y Santa Inés, que cuenta con un retablo del siglo XVII. Incluso el Rollo, monolito icónico de Vinuesa, es de piedra. Tan coqueto recorrido finaliza en callejones sin salida por los que da gusto volver atrás, bellísimos paisajes de montaña y hierba o serenas plazas en las que disfrutar de unos suculentos estofados de carne de oveja o de setas. La Plaza del Ayuntamiento es especialmente encantadora por sus arbolitos de largas ramas y porque se encuentra la iglesia neogótica Nuestra Señora del Pino, cuya torre sobresale por encima del resto de construcciones.
Es de naturaleza por sus vergeles que le han hecho ganar el mote de 'Corte de Pinares'; montañas de los Picos de Urbión que deleitan al viajero con sus sierras; agua del río Duero y su fragante ribera, del arroyo Congosto, del enorme pantano de Cuerda del Pozo, o de la singular Laguna Negra, y clima dulce y fresco, perfecto para huir del calor en verano o para disfrutar de la nieve en invierno. Estos regalos naturales dotan al pueblo de un variado colorido de blancos en invierno, verdes veraniegos, amarillos y naranjas otoñales y multicolores de primavera. Esta incomparable mezcla de piedra y Naturaleza hace que Vinuesa sea un refugio para el senderismo, el esquí, la escalada y los deportes náuticos.