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Campa de los Ingleses y entorno Guggenheim

Bilbao, Bizkaia/Vizcaya

La modernidad se abre paso en los aledaños del museo Guggenheim de Bilbao. Allí, imágenes de otro mundo se hacen realidad. En torno a la ría, una gigantesca araña se pasea ante la mirada atenta de los viandantes, que continúan su paseo bajo sus patas. Llamada Mamá, teje la Historia de la nueva ciudad renacida. A su espalda, para cruzar el Nervión existe un emblemático puente (Salbeko Zubia), que une las dos orillas con coloridos pilares y pinturas de arte urbano. La estampa que se divisa desde lo alto, tras subir sus largas escaleras, permite una visualización privilegiada de todo el entorno. Perdiendo la mirada sobre el horizonte, escuchamos el ladrido de un perro. Justo en el otro lateral del Guggenheim, hay uno enorme. Como uno de los símbolos de Bilbao, este animal está realizado con flores. Aunque Puppy no se mueve, está hecho de vida. Cada día, sus ojos contemplan las miles de fotografías que los turistas le realizan. Se puede decir que ya es famoso. Bajo sus dominios, se extiende la Campa de los Ingleses, un espacio de verde naturaleza desde el que obtener grandes instantáneas del cercano museo. Allí, las praderas perfectas y los árboles, fiel muestra de los que encontramos en el parque de Doña Casilda, contrastan con el gris del titanio. La vista de la modernidad no solo la representa el Guggenheim. También, desde el parque, se abarca la inmensidad de la Torre Iberdrola. Con sus 165 metros de altura, este coloso es uno de los símbolos de la nueva arquitectura bilbaína. Su forma evoca los mejores prismas triangulares. En todas sus aristas, la Campa de los Ingleses es uno de los mejores lugares para apreciar el nuevo diseño de la renacida urbe.

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