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Velas cruzadas al viento

Bakio, Bizkaia/Vizcaya

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Es invierno y la lluvia refresca levemente las verdes praderas del valle de Bakio. En su parte más baja, el Cantábrico copa todo el protagonismo. Furioso, cubre la playa y da muestras de su potencia golpeando con violencia los muros del puerto, que aguanta estoicamente las embestidas de las olas. Estas salpican sin compasión a las Velas cruzadas al viento, el monumento que preside el muelle. Protegida por un pequeño cerco, la escultura de José Ramón Anda parece retar a las aguas que antaño acogieron a los marineros locales. Los mismos que surcaron las frías y profundas aguas de este rey acuático con el objetivo de alimentar a sus familias. El oleaje no cesa y las gotas se deslizan lentamente por su estructura color esmeralda. Entretanto, el viento, invitado de excepción, alborota los cabellos de los pocos que se atreven a fotografiarse junto a ella. Solo el sonido del mar chocando contra la piedra altera la tranquilidad de una estampa tan bonita como peligrosa.