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Vendimia, la Mancha

Viñedos de La Mancha

La gran bodega de Europa

Actualizado: 02/09/2016

Septiembre, mes de cosechas, es el periodo propicio para la vendimia, para recolectar este fruto de ciclo corto que florece en primavera, “pinta” en pleno verano y madura rozando el otoño. Vinos, licores y alcoholes serán el destino del jugo que las uvas ofrecen una vez al año.

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La Mancha es la mayor comarca natural de España. Desde los montes de Toledo hasta las estribaciones occidentales de la Sierra de Cuenca, y desde la Alcarria hasta Sierra Morena, este territorio casi llano, Espartaria para los romanos y bautizada Al-Mansha (la seca) por los árabes, está formada por parte de las provincias de Albacete, Ciudad Real, Toledo y Cuenca. Su extensión ocupa unos 34.000 kilómetros cuadrados. Casi la mitad de superficie de viñedo de España, alrededor de 500.000 hectáreas, se ubican en estas tierras.

Algunos atribuyen a Baco como el primero en cultivar la vid y elaborar vino, el Génesis nos cuenta que fue Noé. Adán y Eva salieron del paraíso utilizando hojas de vid, y no de manzano, como velo púdico para ocultar la desnudez de sus cuerpos. “En cada uva del racimo habita un diablo”, predicaba el Corán a sus fieles, mientras que los monjes cristianos destinaban un trozo de terreno en sus monasterios para tener sus viñas y su necesario vino para celebrar sus misas. El término bautizar o cristianar el preciado líquido llegaría más tarde a las tabernas más populares del país donde lo aguaban con poco disimulo.

Viñedos de la Mancha.
Viñedos de la Mancha.


Todos los colores habidos y por haber están estos días en los alrededores de Valdepeñas, ciudad emblemática y pionera en desarrollar el cultivo de la vid tras la reconquista, convirtiendo una tierra cerealista en viñedos que se extendieron más tarde por toda la región. La presencia de sus vinos en el Madrid de los Austrias, la nueva capital del reino de Felipe II, hizo que esta villa fuera famosa y respetada. La puerta de Alcalá o la de Toledo, ya bajo el mandato de su rey-alcalde Carlos III, fueron sufragadas con el dinero de las alcabalas, un antiguo impuesto a productos como el vino, y que sirvió para urbanizar la ciudad.

En Valdepeñas, las LXIII fiestas del Vino son el comienzo lúdico de la nueva temporada de la vendimia. Respetuosos a sus vinos y cómo tomarlos, los valdepeñeros participan en más de cien actividades hasta el 8 de septiembre. Los bodegueros salen de sus bodegas y hacen degustaciones de en el denominado túnel del vino, donde expertos y neófitos saborean cada tarde en el museo del vino, las viejas y las nuevas variedades, donde se aprende a degustar y sacar los aromas, colores y texturas.

Así se disfrutan en los carros de las peñas.
Así se disfrutan en los carros de las peñas.


Los desfiles de “carros” de las peñas, artefactos fabricados por los más jóvenes, circulan por las calles animando a propios y extraños con sus charangas participativas y su ilusión desbordada. Conciertos gratuitos en la Plaza de España, exposiciones de arte relacionadas con el vino, concursos gastronómicos y catas populares atraen a esta ciudad a miles de personas mientras la uva espera en la mata sus últimos días.

Las tinajas de arcilla de Dionisos
Las tinajas de arcilla de Dionisos.


Dionisos, La bodega de las Estrellas, está enclavada en el núcleo urbano de Valdepeñas en un típico caserón manchego. Dionisio de Nova García, su propietario, es un bodeguero con una larga trayectoria en la agricultura biológica que conserva sus tinajas de arcilla en una gran cueva excavada en el subsuelo de su casa-bodega. Entre septiembre y octubre, la vendimia de amigos de Dionisos invita a participar en la recolecta de las uvas, llevarlas a la bodega, pisarlas y obtener su mosto.

El hilo conductor de este proceso serán la luna y las estrellas, que ordenan la secuencia de los trabajos en la viña y la elaboración del vino. Durante las fiestas del vino de Valdepeñas, la bodega de las Estrellas organiza la fiesta Catacaldos, en la que los visitantes aprenden los procesos de la transformación de la uva en vino, prueban el fruto y los llamados caldos, mostos en fermentación en un momento delicado y mágico, y sus correspondientes vinos. Las visitas guiadas por la bodega y las catas comentadas de sus vinos ecológicos se pueden efectuar durante todo el año.

El tractor listo para trabajar, en Bodegas Naranjo.
El tractor listo para trabajar, en Bodegas Naranjo.


La cultura es el motor de promoción para los vinos de las Bodegas Naranjo, un proyecto de los hermanos Ramón y Francisco de Cuerva Sobrino, quinta generación de bodegueros desde que su tatarabuelo, Gaspar Naranjo, abriera una bodega en 1898 en Carrión de Calatrava, a pocos kilómetros de Ciudad Real. Una exposición permanente de arte contemporáneo y los conciertos de jazz en primavera, son una cita obligada para los amantes del vino y de la buena música. Sus instalaciones conservan viejos edificios del siglo XIX que contrastan con la cueva de crianza, una pieza arquitectónica moderna diseñada en 2003 por los arquitectos Bernalte y León. Sus vinos, Viña Cuerva y Casa de la dehesa, este último comercializado exclusivamente con las añadas más excepcionales, han sido galardonados en varias ocasiones dentro y fuera del país.

Concierto de Jazz, en las Bodegas Naranjo.
Concierto de Jazz, en las Bodegas Naranjo.


La modernización de la viticultura y el vino en España llegó de la mano de Carlos Falcó y Fernández de Córdova, marqués de Griñón. Apasionado por la enología, introdujo en nuestro país las variedades de uva cabernet sauvignon, petit verdot, Chardonnay y syrah. Fue el pionero en aplicar a las cepas el riego por goteo. Un edificio del siglo XVIII, ubicado en el dominio de Valdepusa, cerca de la localidad toledana de Malpica de Tajo, alberga una modega con unas instalaciones con los mejores avances tecnológicos. Sus vinos de Pago de familia Marqués de Griñón, compiten en el mercado internacional.

Pago de Griñón.
Pago de Griñón.


Cultura, tradición, artesanía, enoturismo e innovación son los valores de estas tres bodegas del mayor viñedo del mundo. Cientos de trabajadores, de dentro y de fuera, cogerán unos 1.000 kilos de uva por persona al día, cobrando un salario de cincuenta euros en jornadas de ocho de la mañana a cinco de la tarde. Una máquina vendimiadora recolectará 20.000 kilos de uva cada hora.

Carlos Falcó, junto a los viñedos.
Carlos Falcó, junto a los viñedos.

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