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Por la vereda.

La trashumancia en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas

De trekking con los pastores de la Sierra de Segura

Actualizado: 30/04/2025

Desde el límite con Sierra Morena hasta la localidad de Pontones, en el extremo nororiental de la provincia de Jaén. Esta es una ruta de trekking de fin de semana guiados por los pastores de la Sierra de Segura para explorar uno de los territorios más aislados y vírgenes de Península. Yellowstone puede esperar.
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“Quedan muy pocos sitios donde aún se hace la trashumancia”. 06.00h. Aquí no hay gallos. Los balidos de las ovejas y los cencerros despiertan al ganadero antes de que el sol aparezca entre los pinares de la Sierra de Segura. Estamos en mitad del parque natural más grande de España (2.000 km2), el de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, dispuestos a hacer un viaje ancestral en compañía de un grupo de pastores de la comarca en su tradicional trashumancia estacional.

La senda trashumante atraviesa caminos agrícolas.
La senda trashumante atraviesa caminos agrícolas.

Aquí se duerme bajo las estrellas, sin tienda siquiera, o haciendo vivac como lo llaman los expertos montañeros, se avanza a pie y se sigue el ritmo que marque el ganado. El objetivo es conectar al máximo con el entorno natural que venera y protege este colectivo. Son sus guardianes.

La familia de pastores trashumantes.
La familia de pastores trashumantes.

Desde el límite con Sierra Morena hasta la localidad de Pontones, en el extremo nororiental de la provincia de Jaén, exploramos este territorio salvaje junto a los que mejor lo conocen para descubrir la dureza y grandeza de un oficio milenario que tiene en esta comarca, la de la Sierra de Segura, uno de sus últimos refugios. Hablamos del santuario del ganadero trashumante y de una espectacular ruta de trekking que recorre las vías pecuarias para atravesar una de las zonas naturales más desconocidas y agrestes de la península. Acantilados, bosques interminables de pino carrasco, barrancos, praderas de olivares, riscos de caliza y pantanos desde el límite con Sierra Morena hasta el corazón de la Sierra de Segura. Este es el viaje de trashumante por los montes de Jaén. Muchos pensarán en Montana, en el rancho Dutton y Kevin Costner, hasta que lleguen aquí.

Los Caminos de la Mesta

Bajo el reinado de Alfonso X el Sabio tuvo lugar la regulación de los llamados Caminos de la Mesta. Fue entonces cuando la ganadería trashumante comienza su expansión oficial en la Península Ibérica, aunque ya se había estado desarrollando desde el Neolítico. Desde entonces y hasta la actualidad, este oficio ha ido quedando poco a poco en desuso debido al gran sacrificio y trabajo que exige. Sin embargo, en mitad de la serranía, a más de 1000 metros de altitud, una comunidad de pastores de ganado ovino aún se resiste a abandonar esta tradición.

Rebaño de raza segureña al amanecer.
Rebaño de raza segureña al amanecer.

Pero ¿qué es la trashumancia? Es el movimiento estacional de rebaños de ganado entre diferentes pastos buscando la mejor alimentación para los animales. En España, este fenómeno tiene lugar en regiones montañosas y con diferentes condiciones climáticas como esta donde se pueden alcanzar los -30 grados en invierno y superar los 40 en verano. En toda la comarca de la Sierra de Segura hay aproximadamente 90.000 cabezas de ganado y 70.000 en el municipio de Santiago-Pontones que cuenta con 170 familias dedicadas a este modelo de ganadería extensiva que defiende su producto estrella: el cordero segureño.

El vehículo de apoyo les sigue a través del pinar.
El vehículo de apoyo les sigue a través del pinar.

“Es una actividad que no solamente crea empleo y fija población en el territorio en la provincia de Jaén, sino que también produce alimentos de calidad, conserva los ecosistemas, favorece la biodiversidad y, en una zona con cuatro parques naturales y con el mayor espacio protegido de España, también realiza una labor fundamental en la prevención de los incendios forestales gracias al pastoreo”. Son palabras de Jesús Estrella, Delegado del Gobierno en la Junta de Andalucía, durante la última edición de las Jornadas Técnicas del Cordero Segureño en Pontones. En la comarca de la Sierra de Segura, aún quedan bastantes familias que siguen practicando cada año la trashumancia con miles de ovejas de raza segureña siguiendo las vías pecuarias que nos guiarán en nuestro itinerario.

Ecoturismo trashumante

Cañadas, cordeles o veredas. Estos caminos tienen su origen en el traslado de los ganados a los pastos invernales en noviembre y a los estivales en mayo. Los rebaños bajan en invierno hacia las templadas tierras de Sierra Morena y en primavera ascienden a las zonas altas de la Sierra de Segura, donde los pastos se mantienen frescos en los meses más calurosos. “Actualmente las vías pecuarias conforman una inmensa red territorial que va más allá de su función ganadera primigenia, constituyendo un legado histórico de interés capital”, según explican desde la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

Bastón de un pastor.
En la comarca de Sierra del Segura 170 familias dedicadas a este modelo de ganadería extensiva.

“Son un elemento esencial en la ordenación del territorio, favorecen la diversificación del paisaje, especialmente en los entornos urbanos, fomentan la biodiversidad al posibilitar el intercambio genético de las especies vegetales y animales, y permiten el desarrollo de actividades de tiempo libre compatibles con el respeto a la conservación del medio natural”. Así lo informan desde la Junta de Andalucía, que cuenta con 32.728 km de este tipo de rutas usadas por senderistas o ciclistas además de los tradicionales pastores que, en paralelo a su actividad, han fomentado otra: “el ecoturismo trashumante”.

Atravesar el mayor espacio protegido de España

“Cada vez vienen más turistas que quieren hacer la trashumancia con nosotros”. Así lo explica Emilio de la Cruz, uno de los pastores más populares de la comarca y nuestro guía en este viaje por la serranía. “Los viajeros se quedan los días que ellos quieran durante la ruta, normalmente un fin de semana”, añade el ganadero, más conocido en Pontones como Curro. Pastor de raza, heredero de una tradición familiar que se ha ido transmitiendo de padres a hijos y que, más allá del negocio, defiende una importante labor ecológica. “Nosotros no movemos camiones. Hacemos dos trashumancias al año, una en primavera y otra en otoño y recorremos cerca de 150 kilómetros de media durante la actividad”, añade de la Cruz.

El Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas es el mayor de España.
El Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas es el mayor de España.

“Nuestros animales están criados en este ambiente y están acostumbrados a trasladarse”, apunta. Entre tres personas mueven más de 800 ovejas que permanecen seis meses en un mismo territorio. “Si no se movilizan agotan los recursos de la finca, además al moverse aumenta la calidad de la carne”, explica frente a su rebaño antes de iniciar el recorrido. Todo está listo, le acompaña su cuñado con un antiguo Land Rover Defender como vehículo de apoyo para transportar el material, y dos amigos pastores más que juntan su ganado al de Curro para hacer la tradicional trashumancia en comunidad. “Siempre se ha hecho así”, aseguran.

Quedan muy pocos sitios donde aún se hace la trashumancia.
Quedan muy pocos sitios donde aún se hace la trashumancia.

Nuestra ruta trashumante se estructura en tres días de recorrido desde las colinas cercanas a Puente Génave, a orillas del río Guadalimar, hasta las de Pontones. La senda pecuaria aparece y desaparece en este paisaje verde y ondulado salpicado de robles y encinas como muestra de la dehesa que se extiende hasta que lo hace el pinar en la montaña y el olivar en la llanura. Estos son los paisajes que van recorriendo las ovejas de su ganado guiadas por varios perros mastines y los pastores, bordeando riscos y perdiéndose en la inmensidad del bosque.

Las ovejas en el embalse de Guadalmena.
Las ovejas en el embalse de Guadalmena.

No tardamos en divisar el embalse de Guadalmena, el tercero en tamaño de la provincia de Jaén, mientras, poco a poco, va saliendo el sol para calentar la caminata hasta adentrarnos en la selva del pinar en la ladera. Bordeamos la cara sur de este pantano situado en el límite con Sierra Morena y cerca de la localidad de Chiclana de Segura. Continuamos por la vereda en dirección a Beas de Segura en algunos tramos que parecen difíciles para el ganado por su inclinación, pero que sortean con facilidad.

“Con vacas sería otra historia”, comenta de la Cruz. En otros tramos, la vía pecuaria no es el clásico camino, sino una ancha franja de terreno que nos va mostrando las tradicionales infraestructuras ganaderas, como refugios, tinadas, apriscos, descansaderos, tornajos y contaderos. Son el lugar ideal para un descanso a la sombra o, incluso, para pasar la noche. “Aquí no hay hoteles”, bromean los pastores. No hay muchos en este parque natural, “nada masificado”, en sus palabras. “Aquí se vive de la naturaleza y de protegerla”, comentan antes de preparar el campamento. Mañana seguiremos.

El skyline segureño

Atravesamos largos campos salpicados por olivos, el símbolo agrícola de la provincia de Jaén, regada por los afluentes del Guadalquivir muy cerca de su nacimiento. El ritmo es lento y constante, no hay prisa, aquí mandan las ovejas. Los paisajes se suceden como las anécdotas trashumantes sobre personajes tan divertidos como difíciles de imaginarse. En las cotas bajas nos enfrentamos con una auténtica jungla mediterránea, con olivos que dan paso al bosque de pino carrasco, encinas y plantas endémicas como la cornicabra o la violeta de Cazorla según se vamos ascendiendo por la cordillera en un itinerario exigente, pero con un componente visual sin precio. Cada risco es un mirador del laberinto boscoso de la Sierra de Segura.

En la Cañada de los Caballeros.
En la Cañada de los Caballeros.

Sin prisa, subimos hasta la Cañada de los Caballeros, un precioso cerro ideal para acampar inmerso en un extenso pinar que se aferra a los picos de caliza. El Pico Natao y las Cumbres de Beas irrumpen en este skyline segureño. Desde estas últimas descendemos a través del monte, bordeando la ladera rocosa hasta divisar al fondo del valle el gran pantano del Tranco. Continuamos por la cuesta de Cañada Morales para explorar ahora un paisaje de ribera rodeado de chopos, sauces y pinos que vigilan el camino por la vereda. No es raro ver algún corzo, ciervo, cabra montesa o águila real por estas latitudes donde también sobrevuela el buitre leonado en busca de restos de ovejas.

De vuelta al rancho

Un piragüista entra a remar en el embalse del Tranco, el más grande de la provincia de Jaén, que abarca los municipios de Hornos, Santiago-Pontones y Villanueva del Arzobispo. Nosotros aprovechamos para refrescarnos en esta laguna entre montañas situada en el corazón del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas. Desde aquí seguiremos nuestro recorrido trashumante que coincide ahora con la GR-247 dejando atrás la localidad de Hornos y tomando la GR-144 en ascenso una vez más hacia Pontones.

Vista del embalse de El Tranco.
Vista del embalse de El Tranco.

Es este un último tramo pedregoso y vertical en el que nos adelantamos al rebaño para contemplarlo desde lo alto del risco que hace de atalaya de todo el valle y buena parte de la reserva natural. Una vez conquistado el duro ascenso solo resta un tranquilo sendero en llano a la sombra del pino por la loma hasta distinguir la aldea de Artuñedo, cercana a Pontones.

Atravesamos largos campos salpicados por olivos, el símbolo agrícola de la provincia de Jaén.
Atravesamos largos campos salpicados por olivos, el símbolo agrícola de la provincia de Jaén.

En este pequeño núcleo de población enclavado en mitad de la montaña es donde Curro de la Cruz permanece con su familia y su ganado en los meses más cálidos del año y donde terminamos la trashumancia. Para el viajero esta es una aventura o un trekking de fin de semana explorando un territorio desconocido, pero ellos, los pastores de la Sierra de Segura, es la herencia de sus padres y abuelos y para un concejo aislado como el de Santiago-Pontones, la razón por la que la gente sigue viviendo aquí.

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