La red de Paradores de Turismo no falla a su tradición de buscar edificios emblemáticos y cargados de historia para ubicar sus hoteles. En el caso de Almagro, el elegido ha sido el convento de San Francisco, reconvertido en alojamiento desde 1977. Sus innumerables patios renacentistas son el mejor punto de partida para descubrir una ciudad que sabe a teatro. Aunque su famoso Festival Internacional de Teatro Clásico solo se realice en verano, la escena está presente durante todo el año en un lugar cargado de historia, tradición y cultura.
Qué ver
A 26 kilómetros de Almagro tenemos un Parque Nacional único: las Tablas de Daimiel. Su singularidad reside en las denominadas tablas fluviales, unos grandes encharcamientos formados por el desbordamiento de los ríos. El espacio se ha convertido en uno de los mayores refugios de aves del país, ya que se encuentra en una de las rutas migratorias de muchas especies que proceden del norte de Europa y vienen aquí a nidificar.
Dónde comer
Aunque la oferta gastronómica del Parador es de lo más atractiva, fuera de él también tenemos varias opciones interesantes. Una de ellas es el restaurante El Bodegón (Luchana 20; 926 852 652), en Daimiel. Está situado en una antigua bodega del siglo XVII, un entorno ideal para degustar una excelente crema de queso manchego y mermelada de pimiento rojo. También probaremos exquisitos platos en el Mesón Octavio, en Ciudad Real (Severo Ochoa 6; 926 256 050).