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Ribera del río Neira

Láncara, Lugo

Durante 56 largos kilómetros se extiende el río Neira hasta fundir sus aguas con el imponente Miño; su curso parece detenerse al pasar por el interesante municipio de Láncara. No desea marcharse de estas tierras lucenses, por eso discurre con tranquilidad. A cada paso, se entretiene y baila con la Naturaleza. Así, sus riberas aparecen decoradas de un patrimonio natural excepcional. Altos robles, añejos castaños y vetustos avellanos aportan la sombra necesaria a unas aguas que parecen congelarse en el tiempo. En su recorrido, el Neira atraviesa los ojos del puente de Carrecedo, todo un símbolo en la localidad. También permitirá el deleite de los más intrépidos bañistas en sus aguas durante los meses cálidos. Definitivamente, sus playas fluviales son un excelente atractivo. Refugio para la fauna, su caudal actúa como improvisado emisario. Es decir, va a contarle las noticias que suceden en esta villa al gran río gallego, el Miño, que permanece siempre atento mientras espera su llegada. Un discurrir tan mágico y sosegado como el del Neira únicamente sucede en pocos lugares. Todo un privilegio para la villa de Láncara.

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