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Santa Cueva

Covadonga, Asturias

Es sin duda una de las imágenes más impactantes que podemos llevarnos de Asturias: en el medio de un valle, rodeado de frondosos bosques, hay un santuario en el interior de una cueva natural. El lugar guarda una magia especial, no solo por su significado religioso e histórico sino también por el entorno natural de excepción en el que está ubicado. En la roca encontramos una pequeña ermita que conserva la imagen más venerada de esta tierra, la virgen de Covadonga, también llamada popularmente La Santina. Otro tesoro de la cueva es la tumba de Don Pelayo, primer rey de Asturias, y su mujer Gaudiosa. El encanto de este santuario se hace todavía mayor gracias a una preciosa cascada que hay justo bajo la cueva y que cae a una pequeña poza.

Este entorno natural fue alterado por primera vez por la mano del hombre durante el reinado de Alfonso I (enterrado también aquí), que ordenó construir una capilla dedicada a la virgen María para celebrar la victoria ante los musulmanes en la batalla de Covadonga. En 1777 un incendio afectó al recubrimiento de madera destruyendo la talla original de La Santina. La talla actual data del siglo XVI y fue donada por la catedral de Oviedo en 1778. 

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