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Alborea

Entre vides y truchas

La hermandad de la uva prima en Alborea. Y la idiosincrasia de la vid es la que ha forjado gran parte del carácter de los alboreanos. En la cooperativa San Isidro, que surgió en 1957, todavía se respira la ilusión de poder escoger y seleccionar las mejores uvas para jugar a hacer vino. 

El esplendor de la uva compite con la ‘Catedral de la Manchuela’, que no es otra que la Iglesia de Nuestra Señora de la Natividad, un templo que apareja las fórmulas góticas con las barrocas y que produce una fascinante impresión y sorpresa constantes, porque emerge prácticamente como una erupción volcánica sobre el cráter del caserío del pueblo. 

El Puente Romano de Alborea es otro superviviente nato de la rica historia del lugar, aunque es el río Cabriel la auténtica figura en Alborea. Cristalino y de aguas poco profundas, aún conserva la posibilidad de practicar en él todas las modalidades de pesca truchera.

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