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Caravaca de la Cruz

Ciudad santa a la luz de una reliquia

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Caravaca de la Cruz, en el noroeste murciano, destila magnetismo religioso. Es una de las seis ciudades santas del cristianismo mundial. Para averiguar la razón tendremos que subir a lo alto de un cerro, entre murallas y torreones, para visitar la Basílica del Real Alcázar de la Vera Cruz, donde se custodia la Cruz de Caravaca, emblema de la localidad desde el siglo XIII. Se trata de un relicario en forma de cruz de doble brazo que contiene fragmentos de la madera con la que Jesucristo fue crucificado. La Orden del Temple y la Orden de Santiago se encargaron en tiempos remotos de proteger este importantísimo vestigio del cristianismo. La reliquia ha sido reconocida por la Iglesia Católica como 'Vera Cruz', otorgándose bulas e indulgencias a los peregrinos que fueran a adorarla. Este preámbulo explica la importancia del impresionante patrimonio religioso congregado en torno al municipio. Con tiempo y calma, conviene que nos acerquemos a los templos más representativos. Uno es la Iglesia Parroquial de El Salvador, una joya del Renacimiento murciano. Joya es también la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción, del siglo XVI. Y, cómo no, es indispensable seguir el rastro de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús en estas tierras murcianas. Fueron fundadores, respectivamente, del Convento e Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, y del Convento e Iglesia de San José. Además, el Monasterio e Iglesia de Santa Clara es otro conjunto cuya visita es altamente recomendable. El recogimiento y la fe que inspiran estos templos contrasta con la algarabía que se apodera de calles y callejuelas en fiestas internacionalmente reconocidas las de los Caballos del Vino, las de Moros y Cristianos o las del Baño de la Cruz. Los amantes de los museos tienen doble cita en Caravaca: el Museo de Miniaturas de Ángel Reinón y el Museo Etnológico de Música de Carlos Blanco Fadol. 

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