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La Fresneda

La belleza del Matarraña aragonés

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La plaza Mayor de La Fresneda es uno de los conjuntos más bonitos de todo Aragón. De hecho, la villa fue declarada Conjunto histórico artístico en 1983. Una ruta por sus calles empinadas y empedradas explica el porqué. Para empezar, la localidad está edificada en una colina de forma escalonada. Arriba, los restos de un antiguo castillo calatravo. Junto a él, la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, de origen medieval, pero reformada durante el siglo XVII.

Bajando por la colina, en un punto en el que ya se suaviza la pendiente, se abre la plaza Mayor, donde se conserva un antiguo portal, el Arco de Xifré; varios magníficos  soportales, que se prolongan en la calle Mayor y el monumental edificio consistorial gótico-renacentista. Se trata de unos de los ayuntamientos más espectaculares de Aragón. Construido a finales del siglo XVI, cuenta con una lonja abierta a dos fachadas, un gran balcón, una gran arquería superior y unas bonitas y curiosas gárgolas.  Su visita es indispensable. Desde su lonja se accede a la magnífica calle Mayor que, a su vez, conduce hasta una encrucijada de calles para ver el palacio de la Encomienda, del siglo XVI, que sirvió de residencia al comendador de la orden de Calatrava.

Distribuidas por el entramado de calles hay grandes casas solariegas como la del marqués de Tosos; el antiguo convento de Mínimos, hoy convertido en hotel, y la obra ya barroca de la iglesia del Pilar. Además, destacan los restos de la antigua ermita de Santa Bárbara, situados sobre una colina próxima a la población; y el  santuario de la Virgen de Gracia, conjunto ya en ruinas situado a cuatro kilómetros, en el barranc de les Canals. Así, en su conjunto, la visita a La Fresneda se convierte en imprescindible y constituye una de la más gratas sorpresas de toda la comarca.

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