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Martín del Río

El pueblo de las lenguas de río que se adentran en sus montañas

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Si algo caracteriza a Martín del Río son sus hocinos, nombre que se otorga a los cañones y estrechos de un río. En este municipio turolense los conocen bien, ya que se puede disfrutar de su belleza en los hocinos de La Rambla de Martín y de El Pajarazo, ambos formados por dos lenguas de río encajadas en la montaña por la acción del agua sobre las paredes calcáreas. El viajero más atrevido puede hacer barranquismo en sus aguas, mientras que el más cauteloso puede caminar por los senderos que aparecen en sus márgenes. Es Martín del Río el municipio idóneo para el deporte de multiaventura, donde, además de los hocinos, se extiende también una zona conocida como Valdelagua, con más de 200 metros lineales de tirolinas, puentes tibetanos, pasarelas o túneles flotantes. Un paraje único que se esconde en la comarca de las Cuencas Mineras, a unos 80 kilómetros al norte de Teruel capital.

En lo que a su patrimonio cultural respecta, Martín del Río se integra dentro de los bonitos pueblos del Camino del Cid. Destaca en su casco urbano la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, levantada en el siglo XVIII en estilo barroco, con tres naves de cuatro tramos en mampostería. Corona el templo una imponente torre que mira altiva a quienes se aproximan hasta el pueblo. Tampoco se puede perder el viajero la ermita de los Santos San Fabián y San Sebastián, ubicada a las afueras y datada en el siglo XVI. En su interior llaman la atención unas pìnturas de estilo rococó.

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