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Las siete vidas de una fortaleza medieval
Atravesando la Comarca de Valdeorras camino de O Bolo, entre montañas cada vez más altas, ríos cada vez más encajados, viñedos en bancales, castaños, robles, encinas y alcornoques, lo que imagina el viajero es que esas dimensiones de la naturaleza van a ir in crescendo sin que nada más lo pueda sorprender.
Pero al llegar a O Bolo se encuentra la torre que corona el pueblo y visita luego el grandioso Santuario de As Ermidas y comprende que la mano del hombre intentó aquí en algún momento medirse con el descomunal paisaje. Estos dos monumentos, además de otros tesoros de su patrimonio, son motivo de orgullo para los vecinos de este ayuntamiento ourensano. El Castillo de O Bolo fue construido por primera vez entre los siglos XII y XIII y destruido y castigado sucesivamente a lo largo de la historia hasta su rehabilitación en 2001. El recinto amurallado fue esquilmado, usado como cárcel y también como escuela. Sobre todo el conjunto, en la cima de la capital municipal, prevalece la Torre del Homenaje, de 20 metros de altura, a la que actualmente se puede subir. Y alrededor se organizan el aljibe, el patio de armas y restos de la muralla con sus baluartes. En su interior alberga un centro de interpretación de la agitada historia de la torre y de la vida en una fortaleza medieval.
La creencia en un milagro cimenta el Santuario de As Ermidas. La tradición cuenta que unos pastores hallaron la imagen románica de la virgen con el niño que se venera después de que su ganado empezase a bramar al llegar a la altura de una cueva. A partir de ahí el primer pequeño templo que se construyó fue creciendo a la par que la fe de los devotos que desde hace siglos han peregrinado a este lugar. Hoy el complejo religioso, declarado Bien de Interés Cultural en 2006, está formado por el santuario barroco, un gran atrio de acceso y varias edificaciones construidas como seminario menor de la diócesis de Astorga, como alojamiento de romeros y como dependencias administrativas.
Pero la larga y señorial historia de O Bolo ha dado lugar a otras expresiones artísticas y arquitectónicas como los diversos cruceiros, los pazos de Valbuxán y Prada, la iglesia barroca de San Martiño o la Capilla románica de la Virgen de Os Navallos. Otra visita interesante es la del viejo Balneario de Mondón, de aguas ferruginosas, que fue abandonado en los años cuarenta. A la vuelta, en O Bolo, aguardan unas castañas o unos almendrados típicos de As Ermidas. También un vino, blanco godello o tinto mencía, de la Denominación de Origen Valdeorras, la más antigua de Galicia, solo por detrás de la otra ourensana, O Ribeiro.