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Torroella de Montgrí

Laberinto de calles, música y patrimonio

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Esta localidad ofrece una inesperada mescolanza. Se encuentra entre el macizo del Montgrí- coronado por el castillo del siglo XIV del mismo nombre- y el río Ter cuyo cauce desemboca en las hermosísimas islas Medes. Tan sólo 6 km lo separan de la costa Brava. Además, su superficie está jalonada por huertas y enormes campos. Por su parte, las angostas calles están trazadas formando un octógono en torno a la plaza de la Vila, una deliciosa localización irregular de coloreadas construcciones y portales con arcos. Es emocionante caminar por unas vías tan estrechas y desembocar en ese gran espacio que además tiene la curiosidad de que dependiendo del portal desde donde se mire al centro, las vistas cambian. Entre los edificios que luce este lugar emblemático se encuentra la ermita románica de Santa Caterina, de formas y colores suaves, y la casa de la Vila, cuyo reloj de sol contempla cómo pasa el tiempo desde el siglo XVI.  De todos los barrios de Torroella destaca el vistoso casco antiguo. Sus laberínticos y estrechos paseos están rodeados por los restos de una muralla romana y por ellos se encuentran la medieval torre de les Bruixes- siglo XVI- y el almenado portal de Santa Caterina, de la citada centuria. Es imposible no ver los monumentales árboles de la iglesia gótica de Sant Genís, que recuerda a Notre Dame o la catedral de Burgos. Otras edificaciones interesantes de la zona son las coquetas casa Pastors y casa del Metge  y las viviendas coloniales de los antiguos inmigrantes americanos.

Torroella de Montgrí celebra una fiesta con más de 600 años de antigüedad, la feria de Sant Andreu, en noviembre, y su fiesta mayor de Sant Genís, en agosto, llena las estrechas calles con bailes de gigantes en un tradicional pasacalle. Sus calles también son escenario en verano del Fringe festival, en el que demuestran sus habilidades nuevos talentos de la música clásica y del Jazz.

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