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Valencia

Olor y sabor con complejidad mediterránea

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Valencia es olor y sabor. Es el olor del mar Mediterráneo mezclado con el de la pólvora y el humo en época de Fallas, declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad a finales de 2016. Valencia es también el olor del azahar y de los naranjos. Es una ciudad que atesora múltiples aromas. Sus numerosas calles peatonales nos invitan a dar un paseo tranquilo a través del tiempo. Desde el gótico de su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico Artístico, con la Catedral, el Miguelete o la Lonja de la Seda, al ambiente futurista del Palau de la Música o la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Para el cazador de anécdotas, dos referencias de interés: la Plaza Redonda, espacio en el que las mujeres cosen en la calle, o la posibilidad de conocer in situ la casa más estrecha de Europa. Está en la plaza Lope de Vega, en el céntrico barrio de Santa Catalina, y su fachada mide solo 1,07 metros de ancho.

Eso sí. Nadie podrá decir que conoce la ciudad sin antes haber paseado por la literaria playa de la Malvarrosa, sin haber callejeado por sus mercadillos o sin haber disfrutado de la naturaleza y el arraigo de las aguas del lago de la Albufera. Si después del recorrido el cansancio da sus primeras señales, nada mejor que una de las múltiples terrazas para sentarnos, saborear una horchata y encargar una sabrosa paella.

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