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Pequeños pueblos al amparo del desarrollo agrícola
Los territorios al sureste de la cordillera Cantábrica están regados por los ríos Cea y Valderaduey, cuyos cauces recorren sus valles de norte a sur camino del Esla, afluente del Duero. Las tribus vadinienses prerromanas del norte desarrollaron una economía basada en la ganadería extensiva acompañada de pequeñas zonas de cultivo. La llegada del Imperio Romano contribuyó a la creación de asentamientos definitivos con grandes zonas de cultivo y una más abundante ganadería.
Tras la dominación musulmana, la repoblación realizada por los reyes cristianos astur-leoneses hace que ya en el siglo X aparezcan documentados la mayoría de los actuales pueblos, hoy nueve localidades siempre relacionadas con nobles y monasterios, muchos de ellos regidos por los mismos hijos no primogénitos de las familias nobiliarias.
Esta época de desarrollo agrícola acompañó el crecimiento de los pequeños pueblos, en los que se utilizaron técnicas constructivas con arcilla y ladrillo. Las construcciones de adobe y tapial tienen también influencia mudéjar en sus iglesias, como se observa en sus torres altas de ladrillo. Destacan las iglesias parroquiales de Carbajal, Castrillo, Mozos, Valdescapa (con un retablo plateresco del XVI) y la de Velilla. En Renedo, los colmenares tradicionales de adobe y tapial recuerdan la milenaria relación del hombre con las abejas en un territorio de fríos inviernos próximo a los bosques de roble de su zona norte.