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Zalla

Entre patrimonio, magia y leyendas

Esta villa está hecha de magia. Hay que toparse con ella para atestiguar que sí que existen lugares de cuento. Entre horizontes dentados de montañas, el corazón de las Encartaciones se parte en dos. Ese lugar es Zalla, perseguida y dividida por el río Kadagua. Allí la tradición habla de magia y hechicería, con un pasado de batallas banderizas –muestra de ellas es la Torre de Herreros– y de antiguas ferrerías.

Una vez en la villa, no hay tiempo que perder, su naturaleza habla en vasco, con enormes pastos verdes y preciosas montañas que visten la belleza típica de esta zona de Bizkaia. El patrimonio, a su vez, es tan intenso y mágico que es difícil de abarcar si no se aprieta el paso. Es él quien guarda los secretos. El Palacio de los Murga, barroco del siglo XVII, con su enigmático escudo y sus bellos jardines con más de 30 especies diferentes llegadas de los cinco continentes, la ermita de San Pedro Zarikete, un amuleto contra el demonio y el mal de ojo, la ermita de San Pantaleón, donde dicen se quemó a la bruja más conocida de toda la comarca o la ermita de Antonio de Mella, que espera agazapada en el barrio de la Herrera, muy cercana al lujoso palacio de Urrutia. Sin embargo, la iglesia matriz de Zalla es quien tiene en su poder la magia blanca, la del ángel que luchó contra al lado oscuro y salió victorioso. La iglesia de San Miguel Arcángel, tan pura y bella, que es imposible pasar de largo sin entrar a verla. Tras ella, Zalla se aguarda en belleza entre la naturaleza, el patrimonio, la magia y las leyendas. Bizkaia puede sentirse orgullosa de la tradición que esta localidad ha guardado en el corazón puramente vasco que la bombea.

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