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Playa de Barrika

Barrika, Bizkaia/Vizcaya

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La costa se recorta entre increíbles acantilados que le hacen de escolta y de muralla. Ella quiere ser libre como el mar que la rodea, aunque a veces sienta que los surferos hacen de él lo que quieren. Sin embargo, no puede desprenderse de la roca, por más que lo intente, por más que insista al Cantábrico pidiéndole que la rompa, ella sigue arropada entre dentelladas de piedra. Le dan un aspecto salvaje, como si fuera un paisaje de otro planeta. Las diferentes temporalidades juegan con la roca mientras mecen sus arenales; en verano, amplios y dorados, aunque en invierno, un lecho de piedra sepulta su alma costera entre paisajes oníricos y alucinantes.

La piedra se convierte también en una barrera incluso en la propia costa; son los resquicios de muralla que le cubren la espalda acantilada. Ellos dividen en dos su corazón de playa, un lado para aquellos que van sin ropa, como ella, y el otro para los más pudorosos. Se sabe, en el fondo Barrika, un pequeño paraíso, diferente a cualquier otra costa, aunque a veces le cueste entenderse entre la arena y tanta roca.